19.6.09

En la planilla...compañeros

Si bien nadie sale bien parado de los lamentables sucesos de Bagua, una entidad que, sin lugar a dudas, ha fracasado es el Indepa. Dicha institución fue creada para que sirva de canal de diálogo con los pueblos amazónicos, pero en la ocasión perfecta para poder justificar su existencia, simple y llanamente brilló por su ausencia. Cabe indicar que el Indepa es uno de los tantos organismos públicos descentralizados (OPD) que usualmente se van creando cada vez que un gobierno, a falta de políticas o ideas, quiere tratar de demostrar que se está haciendo algo. Su función, como la de todas las OPD, es brindar apoyo técnico especializado para implementar las políticas del gobierno, las cuales les son canalizadas a través del ministro de su sector, en este caso de la Mujer, quien es el responsable político de la institución. Es decir, en esas entidades deben de ser técnicos reconocidos, y no políticos, los que estén a cargo.

Pero resultó que el secretario ejecutivo del Indepa es, asimismo, presidente del Tribunal Electoral del Apra, y este señor, aparentemente, despachaba desde su oficina todas las controversias partidarias. Luego de darse a conocer tan escandalosa situación, ya no resultaba en lo absoluto sorprendente el hecho de que el Indepa haya fracasado. Por ello, lo ocurrido en esa entidad debería de ser una señal de alerta para desvincular la labor partidaria de la función técnica que requiere el Estado si, realmente, queremos mejorarlo.

Sin embargo, hoy reportamos que la persona a cargo justamente de la reforma del Estado es también miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido de gobierno. Ello a pesar de que, en todo el aparato del Estado, es difícil encontrar un cargo que requiera de un manejo que sea más técnico y que necesite estar más aislado de la influencia de partidarios.

Incluso, considerando que la falta de progreso en reformar el Estado es una de las mayores críticas que se la hacen a este gobierno, uno asumiría que ya hace algún tiempo se hubieran asegurado en nombrar técnicos reconocidos e independientes para esos cargos. Finalmente, es indudable –la exitosa experiencia de algunos países lo confirma– que la separación entre partido de gobierno y Estado es fundamental para poder aspirar a lograr, algún día, un nivel de eficiencia estatal que sea al menos adecuado.

PERU 21

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