30.6.09

El próximo gabinete

Por Mirko Lauer

El llamado de Yehude Simon a que la próxima vez Alan García forme un gabinete de concertación, dicho a 72 horas de que voten su censura en el Congreso, es muy raro. Pareciera que no sabe en manos de quién está realmente su censura. Acaso es su manera de decir que aun si no hay censura, igual García le va a agradecer por los servicios prestados, a más tardar en fiestas patrias.

Simon desea aparecer administrando su salida, asegurándose de que ella sea, como él mismo se lo ha profetizado, por la puerta grande. Una manera de lograrlo es un premierato que sucumbe bajo las dagas del Congreso. Otra es partir dándole a quien lo nombró consejos que proyectan, literalmente en este caso, una imagen de desprendimiento.

Pero hay más mensaje que un adiós en la declaración: Simon da a entender que no va a partir realmente porque haya habido problemas en Bagua o Panamericana, sino porque los grupos del Congreso quieren compartir, o compartir todavía más, el poder de García. Concertación en esta circunstancia sonaría a tirar una parte de la toalla.

Viene implícito en las palabras de Simon que él no se considera un concertador, sino más bien un defensor del modelo político y económico que viene asociado a este gobierno. Frente a eso la expresión gabinete de concertación puede tener, contra la voluntad de Simon, incluso un leve sabor a desmontaje de más leyes, y hasta de reformas. Con razón la Confiep ha empezado a autocriticarse.

Pero si Simon no es un concertador, ¿qué es? En lo esencial un potencial competidor, el hombre que mañana podría alzar con el apoyo de García a su candidatura, o seducir a una porción clave de los de abajo que creen que Ollanta Humala es de izquierda, o materializar el sueño del partido regionalista con impacto nacional. Cada posibilidad viene con un enemigo puesto. Concertación cero.

Pero examinemos la idea misma de un gabinete de concertación. La propuesta suena inviable: ¿quién concierta con un gobierno a meses de la campaña electoral? Además, con un panorama de protestas como el que venimos viendo, ¿qué político digno de ser llamado así va a concertar con el gobierno que recibe los embates de las ricas protestas?

La idea de un gabinete con poderes de sanación política en el cuarto año de gobierno es utópica, y en el quinto mucho más. Sobre todo porque esta es la hora de las fuerzas de la polarización. Un nuevo premier de centro, en la línea de Simon, pronto recibirá un parecido tratamiento, desde las calles y desde los dos lados del espectro político.

LA REPUBLICA

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