21.6.09

Espera un poco, un poquito más...

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

El juego político en la partida de Yehude Simon

La imagen del aún premier Yehude Simon empezó a mejorar cuando, en medio de la crisis amazónica –post 35 muertos–, anunció que iba a renunciar pero que, antes, la dejaría resuelta, para lo cual planteó derogar los decretos y se fue a San Ramón a negociar. Ahora quiere quedarse, al menos, un ratito más.

“Hay tanta desesperación por que me vaya que me están animando a no irme”, dijo el premier el viernes cuando lo interrogaron por los pedidos de varios partidos. Para empezar, los de Alianza por el Futuro, el Partido Nacionalista y UN.

¿Y el Apra? Le pregunté el viernes al congresista-compañero Luis Wilson, en RPP, si iban a respaldar a Simon en la interpelación, y respondió que primero lo van a oír. Ah, caramba. Los apristas no ven la hora de despedirlo pues sienten que los dejó en ridículo por las marchas y contramarchas en las leyes de la selva. Además, quieren el puesto para el partido.

La gestión del premier Simon no estuvo a la altura de la expectativa que generó su designación, hace ocho meses, porque careció de agenda e iniciativas y se dejó envolver en la dinámica puesta por Alan García dentro de un proceso que Mario Ghibellini comentó ayer en su columna como “melancólico eco de cualquier cosa que el mandatario dijera, sin importar lo alejado de la realidad que estuviese”.

La imagen de Simon mejoró un poco por el final del arreglo-capitulación con las comunidades amazónicas, pero dentro del entendido de que ya se estaba yendo. Ahora que está dando señales de que eso va a demorar un poquito más, probablemente arrecien las críticas otra vez.

Simon sostiene que, como cuenta con la confianza del presidente y señora, va a esperar la interpelación. Y ayer, cuando García retó al Congreso a censurarlo para “que el Perú sea testigo de que más allá de la reconciliación se toman pequeñas venganzas políticas”, quizá reveló la estrategia que se viene.

Esta se basaría en el artículo 134 de la Constitución: “El presidente está facultado para disolver el Congreso si este ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros”. Si el Parlamento despidiera a Simon, García estaría comprando un seguro de un año para el próximo premier al protegerlo ante la poca probabilidad de que, como ‘la calle está dura’, los congresistas arriesguen la chamba.

Pero, pasado el trance de la interpelación, es obvio que tanto a Simon como a García les conviene el relevo pues el gabinete está muy desgastado para enfrentar un cuarto año que viene duro y en el que necesitarán un nuevo premier, más fresco y con capacidad de generar consensos. En ese contexto, el rumor del regreso de Jorge del Castillo parece un chiste cruel.

LA REPUBLICA

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