30.6.09

Telecentros rurales

La educación es la única barrera contra la injerencia de ideologías extranjeras y planteamientos antisistema sobre el rumbo político y económico trazado por nuestro país. Y dentro de ella, la masificación de nuevas tecnologías constituye una medida estratégica para integrar a los pueblos alejados e impulsar proyectos productivos.

Y si ello se aplica en las zonas rurales, sería doblemente beneficioso para el Perú. Una experiencia interesante que se enmarca en este propósito es la que se refiere a los “telecentros rurales” puesta en práctica por Inictel-UNI (Instituto Nacional de Investigación y Capacitación de Telecomunicaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería)

Como se recuerda, hace dos años se emprendió un plan de fusión de muchos organismos públicos descentralizados. Antes, por ejemplo, Inictel estaba adscrito al Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Pero salió de ese sector para fusionarse con la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). En medio de los pros y contras que conlleva todo proceso de cambio, esa fusión potenció el proyecto “telecentros rurales”, el mismo que ya muestra logros que deberían multiplicarse para conectar aún más a los pueblos alejados con la modernidad y, en especial, para favorecer a la población de la sierra y selva en su desarrollo social, económico y cultural. El principal objetivo de los “telecentros” es masificar el acceso de las clases postergadas a los servicios de información y comunicación orientados a mejorar la calidad de vida de la población rural.

Se lleva a la práctica esta misión mediante convenios suscritos entre Inictel-UNI y las municipalidades del país. Lamentablemente, existiendo este acuerdo para el uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC), muchos municipios aún no se deciden a implementarlas en sus circunscripciones. Es incomprensible que este plan exista desde el 2004, se haya potenciado en el 2007 y que hoy, por ejemplo, tan sólo ocho municipalidades de la selva peruana tengan cada una un telecentro, y en la sierra éstos apenas suman 28, cuando muchos alcaldes deberían coordinar la instalación de “telecentros rurales” en sus distritos (es decir una antena parabólica para conectarse con el satélite, que atienda servicios internet, de telefonía y un módulo de capacitación en nuevas tecnologías). De esa manera, no sólo se reduciría la brecha digital que existe entre las comunidades campesinas o nativas sino que se tendría un adelanto concreto para que las familias, las pequeñas empresas y los comuneros vendan con más facilidad sus productos a las ciudades y al mundo.

La mejor prueba de los beneficios alcanzados hasta el momento ha sido la realización de la 1ra. Feria de Emprendedores Rurales, el pasado 26 de junio en la sede de Inictel-UNI. Allí participaron productores de varios distritos que ya cuentan con “telecentros rurales”, quienes presentaron localmente sus productos (carne de cuy y de alpaca, habas, maíz mote, maíz-cancha, papa nativa, oca, mashua, capulí, maíz morado, así como la pachamanca, exponente de la cocina novoandina) para promover su demanda en el mercado capitalino. Estos emprendedores constituyen la mayoría del país. No aquellos que aparecen agrediendo a la policía, bloqueando carreteras ni quemando llantas. Esperamos pues que más alcaldes toquen las puertas del Inictel-UNI para que cuenten con su respectivo “telecentro rural”.

EXPRESO

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