22.6.09

Se confirma plan

Ayer, mientras millones de padres de familia festejaban su día, la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) –adscrita desde el siglo pasado al marxismo-leninismo hoy afín al neocomunismo “chavista”–, acordaba organizar un “paro nacional” para el próximo 8 de julio. Entre los puntos de la “plataforma de lucha” de este gremio (praxis política y no sindical como debiera ser) se encuentra el apoyo a las demandas indígenas amazónicos y de otros frentes regionales en conflicto. Es decir, primó una vez más el ucase en este conglomerado politizado y violento, y el echar más leña en la hoguera para petardear al sistema democrático en procura de su desgaste y el consiguiente caos.
Desoyendo el deseo de la mayoría de peruanos que buscan la paz, que quieren trabajo y anhelan realizar sus actividades bajo la estricta observancia del respeto a ley y la tranquilidad pública, pues a ellos la cúpula cegetepista no medita un ápice en ofrecerles un nuevo baño de sangre, como el ocurrido recientemente en el Perú a consecuencia del ilegal bloqueo de la carretera Fernando Belaunde, y la toma de las estaciones de hidrocarburos de Petroperú, hechos que dejaron como macabro saldo la muerte de 34 seres humanos –25 de ellos policías– y cerca de doscientos heridos. En ese contexto, cabe preguntar a la CGTP: ¿por qué busca más sacrificios de personas inocentes (con o sin uniforme)? ¿Es que como central –supuestamente sindical, aunque antes de luchar por la paz laboral se dedica a la politiquería sediciosa– no cree en la necesidad de tranquilizar los ánimos crispados que produjeron un verdadero Gólgota de policías el pasado 5 de junio en Bagua?

En otros términos, ¿acaso para el cónclave cegetepista resulta más importante poner en práctica el libreto que le envía el chavismo desde el Palacio de Miraflores o Palacio Quemado? La ciudadanía está harta de jornadas de protesta y de movilizaciones en las principales ciudades del país, incluyendo a Lima, Cusco, Arequipa y Chiclayo, por citar algunas. Denunciamos que a los organizadores de estas asonadas y planes desestabilizadores no les interesen los enormes costos que ocasionan al país generando ese tipo de medidas de fuerza, tanto por la cantidad de horas/hombres perdidas como por el corte de vías, la interrupción del transporte público y el fomento de la pedrea y la falta de respeto a la autoridad y la ley. Igualmente rechazamos que no piensen en las mermas que ocasionan a choferes y comerciantes, especialmente a estos últimos cuyas tiendas deben cerrar sus puertas por temor a saqueos o vulgares latrocinios, como los perpetrados muchas veces por la facción comunista de Construcción Civil, principal fuerza de choque de la CGTP.

En las actuales circunstancias que vive el país, la sola convocatoria a un paro confirma el abuso del derecho a la huelga y el desdibujamiento del derecho de reunión que hacen los demagogos recalcitrantes, al empujar a la gente a marchas y movilizaciones callejeras, pues al ser éstas paralizantes y violentas atentan contra el derecho de otras personas a su libre tránsito y al trabajo en la actividad pública y privada de los ciudadanos. Es hora de que los partidos políticos democráticos desenmascaren a la CGTP por la activa participación que manifiesta en la organización e impulso de un plan siniestro contra el país.

EXPRESO

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