30.6.09

Medio millón de cocinas mejoradas

POR UN HOGAR POBRE SIN HUMO

Por: Roberto Accinelli Tanaka*

El jueves 18 de junio los presidentes regionales, el presidente de Crecer, la esposa del presidente de la República, los ministros de Salud, del Ambiente y el primer ministro firmaron un acta por la cual todos se comprometían a impulsar la campaña Medio Millón de Cocinas Mejoradas por un Perú sin Humo”.

En las zonas rurales del Perú más del 90% de la población usa biomasa para preparar sus alimentos. Cerca del 50% de la población en el mundo emplea la energía de la combustión de biomasa. Son 3.000 millones de personas expuestas a los efectos deletéreos de estos productos de combustión. Se presume que 1,5 a 2 millones de muertes al año se producen por estos efectos.

Estas cocinas son muy sencillas y muy ineficientes. No solo generan una combustión incompleta con empleo ineficiente de la energía, sino que emiten grandes cantidades de partículas como los policíclicos hidrocarbonados, el monóxido de carbono y otras muchas substancias tóxicas. La Unión Europea ha establecido que el límite medio anual de partículas menores de 10 micras (PM10) presentes en el aire que respiramos no debe exceder los 40 µg/m3, pero en el interior de las viviendas en que se cocina con cocinas tradicionales fluctúa entre 300 y 3.000 µg/m3, y llegan al momento de cocinar hasta los 10.000 µg/m3. Son las mujeres y los niños los más expuestos y vulnerables. En el Perú se ha determinado que si una persona tiene un índice de exposición mayor de 64 años-hora, esto puede ser 2 horas diarias por 32 años o 3 horas por 22 años, presentará problemas respiratorios.

Pero esta ancestral forma de preparar los alimentos produce una inflamación generalizada de todo el organismo, como lo ha demostrado la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Es por ello que el bajo peso al nacer, las cataratas, el reflujo gastroesofágico, la enfermedad endotelial vascular (que es la causa del infarto miocardio), irregularidad en el sueño e intoxicación crónica por monóxido de carbono (que causan una disminución de la capacidad de aprender) están relacionados con esta exposición.

Es imposible pensar cambiar los combustibles usados. La biomasa no cuesta. Solo hay que salir a buscarla. La solución es usar cocinas que sean más eficientes y que no contaminen. Las cocinas deben ser certificadas por una entidad competente. El Gobierno Peruano ha encargado esta tarea a Sencico, que ya ha aprobado dos modelos de cocina Inkawasi.

Hay algunos estudios del impacto a la salud con el uso de estas cocinas certificadas. Sembrando ha encontrado que las infecciones respiratorias agudas disminuyeron del 28,1% al 11,1%. Por ello el Centro de Investigación Aprovecho ha considerado esta cocina mejorada como una de las cinco más eficientes en el mundo desde el punto de vista energético, y en cuanto a seguridad como una de las dos mejores.

El cambio a cocinas certificadas es la intervención en salud más efectiva. Los 100 soles que tendremos que invertir para que una familia pueda tener su cocina mejorada se recuperarían solo al evitar que en esa familia haya tres episodios menos de infecciones respiratorias agudas. Instalar 500.000 cocinas es la meta de esta cruzada. Aquellos que no tienen voz esperan que todos los peruanos —políticos de nivel central, regional y municipal, miembros de la sociedad civil— los ayudemos a remediar una situación terrible de injusticia que adquirieron solo por haber nacido en una familia pobre.

(*) Universidad Cayetano Heredia

EL COMERCIO

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