30.6.09

Sobre héroes y (35) tumbas

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Lo que debiera hacer la oposición (si hubiera una)

La oposición tiene esta mañana, cuando se debata y vote la censura a los ministros Yehude Simon y Mercedes Cabanillas, la oportunidad de mostrar que es capaz de hacerse sentir para recoger el sentir ciudadano, o que solo es un jarrón decorativo.
El país y el gobierno necesitan una renovación ministerial para obtener oxígeno e iniciar el cuarto año del lustro político con mejor perspectiva. Los mismos interpelados lo han reconocido. El premier ha dicho que dejará el cargo de todas maneras, y la ministra del Interior que ya presentó la renuncia.

¿Deben salir Simon y Cabanillas? Sí. No son los únicos responsables en el gabinete, pero es obvio que la renovación debe empezar por ambos. No porque ellos hayan buscado el resultado lamentablemente trágico que se tuvo –en modo alguno se puede pensar eso–, sino porque los dos estuvieron en el centro de las decisiones políticas que constituyeron un ejemplo de mal gobierno, de incapacidad de comprender la situación generada, y de actuar a destiempo y mal.

Eso está en línea con la evaluación de la opinión pública sobre la crisis amazónica. Si todavía no se han concretado las renuncias de los ministros Simon y Cabanillas es porque el gobierno espera obtener algún beneficio político de la interpelación. Si no hay censura, para proclamar un triunfo frente a la supuesta conspiración; y si la hay, para blindar al próximo premier y endurecer las posiciones actuales.

Si hubiera una oposición inteligente y con capacidad de articular estrategias en función de principios antes que de componendas, podría plantearse objetivos como, por ejemplo, censurar a la ministra del Interior como expresión de la responsabilidad política que corresponde por una operación mal planeada y con alto costo (la mayor matanza de policías en toda su historia), pero no despedir al premier pues este caerá de todas maneras y se puede evitar el escenario de una eventual disolución del Congreso que sería muy perjudicial.

Lo más probable, sin embargo, es que hoy no veamos muchos principios sino el resultado de cuchipandas bajo la mesa. Ya se habla, por ejemplo, del ofrecimiento de vicepresidencias en el Congreso y de carteras en el nuevo gabinete. Lo que el Apra habría hecho con el gobierno actual si fuera oposición.

Los que perdieron una elección no es que hayan sido exonerados de la tarea de trabajar activamente por el progreso del país, sino que han recibido el mandato de realizar una ‘oposición leal’ en el entendido de que se puede discrepar e incluso actuar en sentido contrario al del partido que ganó el derecho de gobernar sin que ello implique que estén fuera de la Constitución o rompiendo las reglas del sistema político.

LA REPUBLICA

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