Por Mirko Lauer
Existe una expectativa de cambios en el gabinete como consecuencia de los sucesos de Bagua. Esto lo ha reforzado el premier Yehude Simon (que no es el jefe de la policía) al anunciar que su cargo está a disposición del presidente, y que las decisiones se tomarán apenas la crisis haya quedado atrás. Lo cual lleva a pensar en fiestas patrias como la hora cero.
El mensaje es claro: los cambios ministeriales no van a ser fichas en ninguna negociación, ni trofeos de guerra del movimiento social amazónico triunfante de esta hora. De modo que si los conflictos perduran, eso atrasará cualquier cambio. La idea es más o menos: yo avanzo, pero no me empujen.
¿Cambios de ministros en qué dirección? Es más o menos claro que de aquí en adelante el gobierno va a necesitar más gente que tenga diálogo fluido con las fuerzas sociales. Políticos con capacidad de estructurar escenarios más sofisticados que apagar fuegos imprevistos. Tecnócratas capaces de humanizar el rostro de la crisis que avanza.
Eso ha sido, y en cierto modo sigue siendo, Simon. No descartemos que si se va lo reemplace alguien con un perfil parecido. Lo cual en cierto modo vale también para los ministros que se irían con él: agricultura, ambiente, salud. El balance Apra-derecha económica-izquierda moderada probablemente sea mantenido.
Algo de esto lo han intuido algunos voceros de la derecha empresarial, dedicados en estos días a lanzar nombres al ruedo, algunos inverosímiles. Es cierto que en un momento la Confiep se alineó con la protesta, pero también lo es que los vencedores de esta hora son otros, y que el proceso de su apaciguamiento no va a ser sencillo.
Como no hay una cola de izquierdistas moderados interesados en ser ministros de Alan García, es probable que varios de los puestos vacantes sean llenados con figuras apristas con disposición y capacidad para el diálogo con el movimiento social. Sin duda los hay, pero viven opacados por el gran mundo del inversionismo y por el brillo del Congreso.
En términos estrictamente individuales, si los cambios van a estar directamente ligados a la responsabilidad en los sucesos de Bagua, entonces los candidatos son: Simon (cayó en la trampa de Alberto Pizango), Mercedes Cabanillas (demostró estar en la luna) y Mercedes Aráoz (infló la importancia de los decretos cuestionados para el TLC con EEUU).
Pero nadie interesante va a querer subir a bordo si no se producen algunas señales y mensajes sobre cambios en aquellas políticas sectoriales que lo necesitan. Lo cual no tiene por qué significar hacerle caso a la lista de compras que ya está presentando la oposición, sino solo un ejercicio de memoria respecto de algunas promesas electorales.
...........
Un lamentable error técnico originó que el último párrafo de la Columna Observador publicada en nuestra edición de ayer con el título de Silencio transnacional apareciera incompleto.
El párrafo debía decir: Es más o menos claro que los sucesos de Bagua y su secuela van a fortalecer la posición negociadora de los nativos frente a las petroleras. Lo cual no tiene por qué ser malo, más aun, podría significar una mayor estabilidad para esta actividad en la Amazonía peruana, mayor protección del medio ambiente y mejor calidad de vida para los nativos.
Asimismo, en el tercer párrafo, se ha repetido innecesariamente la referencia www.achuarperu.org
Ofrecemos disculpas a nuestros lectores.
LA REPUBLICA
Existe una expectativa de cambios en el gabinete como consecuencia de los sucesos de Bagua. Esto lo ha reforzado el premier Yehude Simon (que no es el jefe de la policía) al anunciar que su cargo está a disposición del presidente, y que las decisiones se tomarán apenas la crisis haya quedado atrás. Lo cual lleva a pensar en fiestas patrias como la hora cero.
El mensaje es claro: los cambios ministeriales no van a ser fichas en ninguna negociación, ni trofeos de guerra del movimiento social amazónico triunfante de esta hora. De modo que si los conflictos perduran, eso atrasará cualquier cambio. La idea es más o menos: yo avanzo, pero no me empujen.
¿Cambios de ministros en qué dirección? Es más o menos claro que de aquí en adelante el gobierno va a necesitar más gente que tenga diálogo fluido con las fuerzas sociales. Políticos con capacidad de estructurar escenarios más sofisticados que apagar fuegos imprevistos. Tecnócratas capaces de humanizar el rostro de la crisis que avanza.
Eso ha sido, y en cierto modo sigue siendo, Simon. No descartemos que si se va lo reemplace alguien con un perfil parecido. Lo cual en cierto modo vale también para los ministros que se irían con él: agricultura, ambiente, salud. El balance Apra-derecha económica-izquierda moderada probablemente sea mantenido.
Algo de esto lo han intuido algunos voceros de la derecha empresarial, dedicados en estos días a lanzar nombres al ruedo, algunos inverosímiles. Es cierto que en un momento la Confiep se alineó con la protesta, pero también lo es que los vencedores de esta hora son otros, y que el proceso de su apaciguamiento no va a ser sencillo.
Como no hay una cola de izquierdistas moderados interesados en ser ministros de Alan García, es probable que varios de los puestos vacantes sean llenados con figuras apristas con disposición y capacidad para el diálogo con el movimiento social. Sin duda los hay, pero viven opacados por el gran mundo del inversionismo y por el brillo del Congreso.
En términos estrictamente individuales, si los cambios van a estar directamente ligados a la responsabilidad en los sucesos de Bagua, entonces los candidatos son: Simon (cayó en la trampa de Alberto Pizango), Mercedes Cabanillas (demostró estar en la luna) y Mercedes Aráoz (infló la importancia de los decretos cuestionados para el TLC con EEUU).
Pero nadie interesante va a querer subir a bordo si no se producen algunas señales y mensajes sobre cambios en aquellas políticas sectoriales que lo necesitan. Lo cual no tiene por qué significar hacerle caso a la lista de compras que ya está presentando la oposición, sino solo un ejercicio de memoria respecto de algunas promesas electorales.
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Un lamentable error técnico originó que el último párrafo de la Columna Observador publicada en nuestra edición de ayer con el título de Silencio transnacional apareciera incompleto.
El párrafo debía decir: Es más o menos claro que los sucesos de Bagua y su secuela van a fortalecer la posición negociadora de los nativos frente a las petroleras. Lo cual no tiene por qué ser malo, más aun, podría significar una mayor estabilidad para esta actividad en la Amazonía peruana, mayor protección del medio ambiente y mejor calidad de vida para los nativos.
Asimismo, en el tercer párrafo, se ha repetido innecesariamente la referencia www.achuarperu.org
Ofrecemos disculpas a nuestros lectores.
LA REPUBLICA
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