En la selva existen millones de hectáreas de tierra que las comunidades nativas no han cultivado, donde habitan familias muy pobres. Investigaciones recientes [1] han demostrado que “de los 64 bloques que cubren el 72% de la Amazonía peruana… 58 corresponden a tierras de los pueblos indígenas”, compatriotas que el gobierno no logra reconocer como ciudadanos con todos sus derechos, ni acatar sus exigencias de respeto.
Los nativos de la selva suelen ser nómades y sólo por ignorancia se les puede exigir que fijen los linderos de sus tierras cuando ellos viven sembrando aquí y cosechando allá. Su cultura es diferente a la de otras partes del país y tienen derecho a que se les respete
Ahora, Alan García está comprendiendo que no podía traicionar impunemente el diálogo pacífico en curso entre policías y dirigentes selváticos que buscaban la paz en la zona, ni podía autorizar a la policía y al ejército a disparar contra los dirigentes en la “Curva del Diablo”, y desatar la violencia de los traicionados contra los policías atrapados en su torpe estrategia de dialogar golpeando. Las iras de los lugareños tienen muchas décadas por los frecuentes incumplimientos de los gobiernos y por la dolorosa exclusión social, por eso su rabia, también es distinta. Así estalló la masacre de Bagua del pasado 5 de junio.
El drama de Bagua no es sólo la “Curva del Diablo”, sino también el petróleo y el gas, que lejos de dar buen empleo y mejores condiciones de vida a la población de la zona han puesto sus vidas en peligro, envenenando sus tierras y sus aguas y destruyendo su medio ambiente.
Cuando el gobierno de García proyectó entregar extensos territorios de la Amazonía a la las transnacionales mineras, petroleras y gasíferas, fue claro que se estaba agravando el espiral de violencia.
Y esto no es nuevo, porque también está en inminente peligro la Amazonía Occidental, su inmensa biodiversidad y su selva tropical donde viven numerosas comunidades indígenas, que defienden el equilibrio ecológico porque que saben que ese es su hogar y que el capitalismo salvaje lo está destruyendo.
En este conflicto, donde García debió entender acatemos, entendió ataquemos, pero fue sin querer queriendo.
[1] Mat Finer “Oil and Gas Projects in the Western Amazon: Threats to Wilderness, Biodiversity, and Indigenous Peoples” Matt Finer et al, PLoS One, 8/2008 y Ian Sample en The Guardian, del Reino Unido, publicado el 13 de agosto de 2008
LA PRIMERA
Los nativos de la selva suelen ser nómades y sólo por ignorancia se les puede exigir que fijen los linderos de sus tierras cuando ellos viven sembrando aquí y cosechando allá. Su cultura es diferente a la de otras partes del país y tienen derecho a que se les respete
Ahora, Alan García está comprendiendo que no podía traicionar impunemente el diálogo pacífico en curso entre policías y dirigentes selváticos que buscaban la paz en la zona, ni podía autorizar a la policía y al ejército a disparar contra los dirigentes en la “Curva del Diablo”, y desatar la violencia de los traicionados contra los policías atrapados en su torpe estrategia de dialogar golpeando. Las iras de los lugareños tienen muchas décadas por los frecuentes incumplimientos de los gobiernos y por la dolorosa exclusión social, por eso su rabia, también es distinta. Así estalló la masacre de Bagua del pasado 5 de junio.
El drama de Bagua no es sólo la “Curva del Diablo”, sino también el petróleo y el gas, que lejos de dar buen empleo y mejores condiciones de vida a la población de la zona han puesto sus vidas en peligro, envenenando sus tierras y sus aguas y destruyendo su medio ambiente.
Cuando el gobierno de García proyectó entregar extensos territorios de la Amazonía a la las transnacionales mineras, petroleras y gasíferas, fue claro que se estaba agravando el espiral de violencia.
Y esto no es nuevo, porque también está en inminente peligro la Amazonía Occidental, su inmensa biodiversidad y su selva tropical donde viven numerosas comunidades indígenas, que defienden el equilibrio ecológico porque que saben que ese es su hogar y que el capitalismo salvaje lo está destruyendo.
En este conflicto, donde García debió entender acatemos, entendió ataquemos, pero fue sin querer queriendo.
[1] Mat Finer “Oil and Gas Projects in the Western Amazon: Threats to Wilderness, Biodiversity, and Indigenous Peoples” Matt Finer et al, PLoS One, 8/2008 y Ian Sample en The Guardian, del Reino Unido, publicado el 13 de agosto de 2008
LA PRIMERA
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