18.6.09

Paz para La Paz

En este diario y en particular en esta columna hemos defendido sin pausa la amistad con Bolivia y criticado reiteradas ofensas oficiales contra el país hermano y su presidente, Evo Morales.

En las últimas semanas, hemos visto con alarma deteriorarse las relaciones entre nuestros dos países. Ha habido expresiones injustas de Evo Morales, como aquella de que el Perú atenta contra el justo reclamo boliviano de salida soberana al mar.

La última fase de tensión en nuestras relaciones se ha producido porque el presidente Alan García ha acusado, indirectamente, a Bolivia, así como a Venezuela, de haberse injerido en el conflicto amazónico.

El canciller José Antonio García Belaunde no ha vacilado en calificar a Evo Morales de enemigo del Perú, por sus declaraciones para soliviantar, según él, a los peruanos de nuestra selva.

En esta edición publicamos la carta de Evo Morales, que una dirigente campesina y senadora boliviana leyó en Puno, en la IV Cumbre Indígena Continental el 29 de mayo de este año.

El canciller padece de intrigante amnesia, porque la lucha amazónica contra los Decretos Legislativos se inició en agosto del 2008.

Tanto es así, que en ese mes el Congreso del Perú se vio obligado a derogar los Decretos Legislativos 1015 y 1073, en vista de la masiva paralización de las comunidades nativas convocada por la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep), cuyo máximo dirigente es Alberto Pizango.

Según el jefe de Torre Tagle, el texto de Evo era algo así como un parto de los montes prematuro, con nueve meses de anticipación.

Algo más, el 29 de mayo, cuando se lee la carta de Evo en Puno, Pizango había sido denunciado una semana antes ante el Ministerio Público del Perú por alentar “a la rebelión, sedición y conspiración”.

La amnesia de nuestro canciller se agrava, pues, con una tendencia al anacronismo retrospectivo. Anda extraviado en el espacio-tiempo histórico.

Penoso síntoma es que dos semanas antes de la perorata del mandatario boliviano, Pizango había hecho un llamado a la insurgencia contra el gobierno, llamado que anuló antes de 24 horas, gracias a la capacidad persuasiva de Beatriz Merino, Defensora del Pueblo.

Por lo visto, el jefe de nuestra diplomacia necesita de urgencia a una secretaria que le lleve bien la agenda y le evite emitir juicios fuera de lugar --y de tiempo--.

Por lo demás, el discurso de Morales en Puno no está hecho para enardecer el ánimo de nadie, salvo el de García Belaunde.

Su mayor carga explosiva podría estar en el párrafo que dice: “de la resistencia pasamos a la rebelión, y de la rebelión a la revolución”. Es un suave aterrizaje en la realidad histórica. No es ningún llamado incandescente y entrometido.

Por eso mismo, hagamos, en interés del Perú y de Bolivia, la paz con La Paz.

LA PRIMERA

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