PARA ENTENDERNOS MEJOR
Por: Fernando Vivas Periodista
Primero hay que rendirse ante la complejidad del conflicto. Solo después de ese trance de humildad, se puede intentar sacar lecciones. Apunto algunas: La primera, que el Ejecutivo tendrá que establecer métodos y protocolos para comunicar persuasivamente y para consultar las decisiones políticas que sus técnicos en prevención de conflictos evalúen que provocarán fuerte resistencia. No se puede librar al mero juego congresal, aunque se cuente con los votos suficientes, propuestas legislativas que atañen a segmentos de la población que no están suficientemente representados en el Parlamento.
Otra lección: Que las mistificaciones son fatales para ambos bandos y es irresponsable alentarlas, pues impiden toda conciliación. De un lado, la sacralización del TLC con EE.UU. como biblia de nuestra estrategia oficial de desarrollo alentó una suerte de “pánico del sistema”, de que la derogación de los decretos 1090 y 1064 podía echarse abajo todo lo avanzado en promoción de la inversión. Los propios voceros del Gobierno han hecho ver, ahora, que esto no es así.
Del lado de los defensores de la causa indígena, se ha alentado otra mística de rayos y truenos que apaga el diálogo. Se nos invita a adoptar, a los descreídos urbanos, la idea de que la cosmovisión indígena se basta a sí misma en plena modernidad globalizada, e involucra un concepto de territorialidad no negociable, pues la intangibilidad de la selva amazónica sería el fundamento de su existencia y su única posibilidad de desarrollo. Los indígenas son, para este ambientalismo religioso, los guardianes del paraíso terrenal, del pulmón que salvará a la humanidad. Esto es demasiado peso para cualquiera.
Finalmente, una lección significativa para mi gremio: Los indígenas desconfían de los poderes políticos, pero confían en los medios de comunicación. Sus líderes no han discriminado sets ni han sido hostiles con las cámaras. Han aprovechado su libertad de expresión con una lógica que no está inserta en alguna exótica cosmovisión, sino en la cultura universal. Y tras la bienvenida exposición mediática de sus líderes, sabemos que compartimos la misma preocupación en torno a la educación, a la salud, a la titulación de la propiedad y la justicia. Lo demás son diferencias que se deben respetar e intereses que se deben conciliar sin mistificaciones que entorpezcan nuestra convivencia.
EL COMERCIO
Por: Fernando Vivas Periodista
Primero hay que rendirse ante la complejidad del conflicto. Solo después de ese trance de humildad, se puede intentar sacar lecciones. Apunto algunas: La primera, que el Ejecutivo tendrá que establecer métodos y protocolos para comunicar persuasivamente y para consultar las decisiones políticas que sus técnicos en prevención de conflictos evalúen que provocarán fuerte resistencia. No se puede librar al mero juego congresal, aunque se cuente con los votos suficientes, propuestas legislativas que atañen a segmentos de la población que no están suficientemente representados en el Parlamento.
Otra lección: Que las mistificaciones son fatales para ambos bandos y es irresponsable alentarlas, pues impiden toda conciliación. De un lado, la sacralización del TLC con EE.UU. como biblia de nuestra estrategia oficial de desarrollo alentó una suerte de “pánico del sistema”, de que la derogación de los decretos 1090 y 1064 podía echarse abajo todo lo avanzado en promoción de la inversión. Los propios voceros del Gobierno han hecho ver, ahora, que esto no es así.
Del lado de los defensores de la causa indígena, se ha alentado otra mística de rayos y truenos que apaga el diálogo. Se nos invita a adoptar, a los descreídos urbanos, la idea de que la cosmovisión indígena se basta a sí misma en plena modernidad globalizada, e involucra un concepto de territorialidad no negociable, pues la intangibilidad de la selva amazónica sería el fundamento de su existencia y su única posibilidad de desarrollo. Los indígenas son, para este ambientalismo religioso, los guardianes del paraíso terrenal, del pulmón que salvará a la humanidad. Esto es demasiado peso para cualquiera.
Finalmente, una lección significativa para mi gremio: Los indígenas desconfían de los poderes políticos, pero confían en los medios de comunicación. Sus líderes no han discriminado sets ni han sido hostiles con las cámaras. Han aprovechado su libertad de expresión con una lógica que no está inserta en alguna exótica cosmovisión, sino en la cultura universal. Y tras la bienvenida exposición mediática de sus líderes, sabemos que compartimos la misma preocupación en torno a la educación, a la salud, a la titulación de la propiedad y la justicia. Lo demás son diferencias que se deben respetar e intereses que se deben conciliar sin mistificaciones que entorpezcan nuestra convivencia.
EL COMERCIO
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