29.9.09

'Anemazas' peligrosas

Por: Mariella Balbi

En la época más dura del terrorismo, en los años 90, la prensa tenía obligatoriamente que conversar con pobladores de Ayacucho, Huancavelica y Abancay. La mayoría era quechuahablante y el español constituía su segunda lengua. Lo hablaban con el típico acento de la sierra y como lo que relataban era espeluznante —sea el terror senderista o las violaciones de derechos humanos por las fuerzas del orden— su tono de voz y su sintaxis transmitían mucha emoción. Una palabra recurrente era “amenaza”, que la trastocaban por “anemaza”, produciendo en el oyente una mezcla de ternura con impotencia porque lo que vivía esa gente sencilla era el horror cotidiano. Estaban entre dos fuegos, atrapados, violentados, atropellados y —lo peor— invisibles. Salvo un reducido sector de la sociedad, el resto no los incluía en el mapa.

Al crearse la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) se pudo hacer un levantamiento sereno e indispensable de lo ocurrido. Molestó solo a quienes quieren cerrar los ojos. Sorprendió que la presidiera Salomón Lerner Febres. No estaba vinculado a la lucha de derechos humanos, pero eso era precisamente lo que se requería, alguien imparcial, objetivo pero sobre todo de una ética impecable y calidad moral intachable. De poco le sirvió a Salomón valer tanto. Luego de emitido el informe de la CVR se le desgració la vida, aunque él sea fuerte, sólido y no se deje amilanar. Pero le cayó el odio líquido de un sector del país, lo concentraron en su persona. Se le tergiversó todo, principalmente que la CVR decía que los militares violaron de manera sistemática los derechos humanos. Sin embargo, el informe no afirma esto, lo señala para un determinado período y no incluye a todas las FF.AA. Ese pico de violaciones se puede contar, ver, es innegable.

Hay un sector fascista en nuestro país, qué duda cabe. No quieren una CVR, tampoco un museo de la memoria ni juicios a militares que —como en Putis o Cayara— mataron a mansalva, menos juicio a Fujimori por La Cantuta, Barrios Altos, Santa y otros. Pueden opinar, claro está, mas no imponer, aterrar y menos “anemazar”. Hace unos días los dos perros de Lerner fueron envenenados, a lo bestia, luego llamaron a su casa y a su trabajo para decirle que le pasaría lo mismo que a sus mascotas. Vaya nivel, pretenden asustarlo para bloquear la construcción del museo de la memoria. No lo lograrán porque cuenta con el apoyo de la mayoría que quiere reconciliación entre los peruanos y como dijo Salomón Lerner en repetidas oportunidades: “Lo primero que decimos (la CVR) es que Sendero debe ser borrado de la sociedad”. Fascistas abstenerse.

EL COMERCIO

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