24.9.09

¿Foto o película?

LECCIONES DE LA INSATISFACCIÓN CIUDADANA


Por: Luis Solari de la Fuente*

Al mirar una encuesta, el interés puede modificar la intención de leerla. Unos dicen “es solo una foto del momento”; otros, “no hago caso a las encuestas”.

Generalmente poseen tres partes principales: la primera, con las preguntas que se reiteran mes a mes y permiten establecer tendencias o el sostenimiento de una situación. Por ejemplo, la popularidad presidencial. La segunda son las preguntas periódicas que se incluyen en determinados momentos, como la evaluación anual del Gobierno. El tercer grupo se refiere al impacto de la coyuntura. En la última encuesta de Ipsos Apoyo S.A. para El Comercio son los temas de política y narcotráfico, los acuerdos Bolivia-Chile y el lavapiés de una congresista.

Hay suficiente información como para afirmar que están definidas algunas importantes características del panorama preelectoral para los comicios regionales y generales.

Sin duda, la alta desaprobación de los poderes del Estado (74% para el Gobierno y el Poder Judicial, 80% para el Congreso, en la citada encuesta) es una constante. Como las instituciones no “flotan en el aire”, las cifras incluyen la desaprobación de quienes las gestionan ante los ojos ciudadanos. También insatisfacción por la democracia, incluso en los estratos de mayores ingresos; no solo hay un problema de desprotección de derechos en los estratos pobres, se suma insatisfacción por la autoridad pública. Aceptar ser ministro y omitir informar al presidente que trabajó para los que tumbaron el Gabinete, daña al Gobierno y su relación con el país. Faltaría papel para citar ejemplos.

Siete preguntas dedica la mencionada encuesta a la relación narcotráfico-política. Más de la mitad de encuestados perciben que “en nuestro país el narcotráfico y la política están fuertemente ligados”. Ahora a nadie se le ocurrirá aceptar cualquier directorio.

Estas tres situaciones indican una pésima relación entre la ciudadanía y quienes constituyen la autoridad pública; también que el control político social está en marcha y que ha superado al control político institucional.

Las inconductas lesionan a las instituciones, entonces se rechaza a ambas. Por esto es que prácticamente la mitad de las personas está esperando nuevas opciones electorales para el 2011, como mostró la encuesta de El Comercio en agosto. Agreguemos a esto la ausencia de los partidos en el interior del país, salvo en época electoral, la conflictividad socioambiental y un programa de estímulo económico (PEE) que solo da chispitas, pero no fuego.

No podemos sustituir a las personas; sí podemos intensificar el control político social. Los medios de comunicación, en esta nueva área social que les ha creado la ineficiencia de la autoridad pública, son hoy extremadamente indispensables para nuestra democracia. La ciudadanía peruana tiene más de cincuenta millones de ojos y oídos; no hay que escatimar el denunciar.

El Gobierno puede contribuir a mejorar el panorama electoral. Basta una sola medida para reducir el narcopoder: instalar los famosos escáneres que afectan producción, transporte, comercialización y lavado. ¡Un escáner en Panamá detectó cocaína por US$60 millones, salida por el Callao! ¡Qué vergüenza! ¿No hay una sola organización que arme un observatorio financiero de la política?

Las elecciones reducirán la inversión privada. Ya es hora de que el Gobierno nos entregue un nuevo PEE que esté principalmente basado en estímulo al sector privado. Martillar campanas en Wall Street sirve para la foto; mejor es aprender velozmente de los países que están creciendo.

Las encuestas muestran situaciones persistentes y crecientes. Ya no son una foto. Son una película que marca la urgente necesidad de un cambio significativo, incluso con gente nueva.

(*) Ex primer ministro

EL COMERCIO

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