23.9.09

Patrimonio de los peruanos

ESPECIAL. LOS TRECE AÑOS DE LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO

Por: Beatriz Merino Defensora del Pueblo

Consolidemos la presencia de la Defensoría del Pueblo y hagamos de ella una institución moderna para la defensa de derechos y la supervisión de la administración estatal. Esa es la máxima que ha guiado la gestión que tuve el honor de iniciar en el 2005. Recibí el encargo de dirigir una entidad estatal cuya fase fundacional había sido sólidamente desarrollada por mis predecesores. El momento exigía, en consecuencia, su relanzamiento para los nuevos tiempos, y el fortalecimiento de su envergadura como institución más allá de las personas.

Encontré, en el 2005, una institución con profesionales que sumaban a su competencia académica, su integridad y su compromiso con la democracia y los derechos de las personas. Inmediatamente llegaron muchos más, constituyendo todos ellos el insumo fundamental para hacer de la defensoría una organización comprometida con el Perú.

Consolidar esta característica de la institución exigía dotarla en primer lugar de una visión que alineara el comportamiento de todo su personal y de un planeamiento estratégico que garantizara que las políticas y procesos le confiriesen a su gestión la calidad de servicio indispensable en toda entidad moderna. Además, necesitábamos proveerla de objetivos mensurables y alcanzables, de sostenibilidad presupuestal, de indicadores de rendimiento y de una nueva sede central.

Todo esto ha permitido diseñar una Defensoría del Pueblo evaluada por los ciudadanos como eficiente y eficaz, en el cumplimiento de los postulados de su misión: fortalecer la democracia, supervisar al Estado y defender los derechos de los ciudadanos.

Asimismo, los nuevos contextos exigen nuevos retos y nuevas líneas de trabajo. En razón de ello, la defensoría incorpora hoy nuevos temas en la agenda pública: contribuir a la reforma de la PNP; exigir atención estatal en el servicio de transporte interprovincial; vigilar las transferencias en el proceso de descentralización; preocuparse por la necesidad de seguridad ciudadana, la atención a los pensionistas y la ley de igualdad de oportunidades.

Nuestra vocación por el medio ambiente nos convirtió en una voz solitaria en la creación del Ministerio del Ambiente. Asimismo, hemos creado una adjuntía para atender los problemas de los niños y adolescentes y otra para contribuir a prevenir la conflictividad social y fortalecer la gobernabilidad democrática.

En los últimos años, la institución ha impulsado el análisis de políticas públicas como estrategia para contribuir en el abordaje y la solución de los problemas que aquejan al ciudadano, acción que complementa la esencial atención personal que merece aquel que así lo solicite. El trabajo cotidiano de sus comisionados y funcionarios, en todo el país, obtiene sus frutos cada vez que el Estado dicta políticas u opera los sistemas de gestión colocando a la gente en primer lugar, empoderando al vulnerable (hasta entonces, insignificante en la mirada estatal). La defensoría genera valor sobre las personas y sus derechos, sobre la democracia y sobre la vigencia del propio Estado.

La tarea continúa: le aguarda el reto de seguir vigorizando y mejorando su trabajo, innovando en su gestión y acentuando su compromiso con los grandes problemas del ciudadano. La prevención de la corrupción, una efectiva descentralización, el cambio climático, los derechos de los pueblos indígenas y las políticas de salud, educación y justicia, son, entre otros, temas en los que seguiremos reclamando al Estado —por encargo del ciudadano—las bases de una sistemática y sostenida intervención eficiente de las entidades estatales responsables de la gestión de estos temas. Que no quepan dudas respecto de nuestro compromiso.

En estos 13 años, la perseverancia en la defensa de la autonomía defensorial ha sido uno de sus mayores activos. Somos parte del Estado, pero no estamos subordinados al poder de nadie. Llegado el momento, la Defensoría del Pueblo hará siempre oír su propia voz, clara, fundamentada, persuasiva, crítica, pero leal e indeclinablemente comprometida con los grandes valores de la democracia.

¿Qué opina sobre la labor de la defensoría y su contribución a la democracia?


EL COMERCIO

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