18.9.09

La comezón del tercer año en Forsur

No se debe repetir el papelón de agosto pasado.

Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

El ministro Francis Allison ha asumido la papa caliente de remontar el marasmo que sufre Forsur con el fin de evitar que el tercer aniversario del terremoto que sacudió al sur chico vuelva a remecer al gobierno.

Hay consenso en que lo hecho –aunque lo correcto sería decir ‘lo no hecho’– en la reconstrucción ha sido un fracaso estridente, con muchas zonas del desastre en la misma situación, dos años después, de la que estaban al mes del sismo.

Esto sucedió en una región que ofrecía –y sigue ofreciendo– todas las condiciones para una reconstrucción que prestigiara al gobierno en lugar de mancharlo: cerca de Lima, en una economía regional dinámica, habiendo dinero en el gobierno y, sobre todo, gran voluntad de ayuda para superar el drama.

Nada de eso ocurrió pues lo que más faltó fue liderazgo para aunar esfuerzos entre los gobiernos nacional, regional y local, logrando una organización suficiente para satisfacer al menos parcialmente la expectativa de la gente. Dos años después se constató que al gobierno le sobra dinero pero le faltan ideas.

Como consecuencia, la población del sur chico está muy irritada por la inacción que perciben y suelen realizar movilizaciones que son justificadas pues es indispensable que el gobierno se ponga, de una vez, las pilas con este desafío indispensable.

La nueva idea ahora es designar a un ministro –el de Vivienda– al frente de Forsur, la cual se parece al envío del entonces titular de Salud, Hernán Garrido Lecca, como ‘ministro residente’ en la zona del desastre, aunque de un modo más formal.

El primer problema que le ha surgido al ministro Allison es la planilla de Forsur: 53 personas que ganan mensualmente S/.235 mil, desde S/.13,500 el gerente general, hasta S/.700 el auxiliar de limpieza. En principio, no parece una ‘planilla dorada’ pero el problema de fondo en Forsur no es su nómina laboral sino sus resultados. Si a su equipo se le pagara en función de ellos, quizás hasta podría acabar debiendo dinero al erario.

Seguramente el ministro Allison anunciará en breve los ajustes en Forsur. Mientras, es fundamental una cambio en el discurso gubernamental en la zona del desastre, el cual debe dejar de ser arrogante y volverse más solidario.

Esto implica empezar por el reconocimiento de su responsabilidad por la demora. Como hace poco en Taiwán, donde su propio presidente ofreció, en un discurso en público, disculpas al país por la demora de su gobierno para ayudar a las víctimas de unas inundaciones, inclinando la cabeza hacia delante para pedir perdón por demorarse en declarar el plan de emergencia y el inicio del rescate. Buen ejemplo.

LA REPUBLICA

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