Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe
Desde hace muchos años, este columnista recibe a diario cartas de Chile. Pueden dividirse en tres categorías. Una solo contiene insultos (y un manejo deplorable del lenguaje; ¿no enseñan ortografía allá?). Otra es escrita por supuestos empresarios o amas de casa que dicen dar trabajo a peruanos en Santiago y protestan en diversos tonos porque “agredimos” a su país desde este medio (con una subcategoría: los que dicen ser peruanos que trabajan allá y reclaman porque nuestra línea editorial “los pone en peligro”). Sospechamos que son redactadas en alguna dependencia oficial por expertos en guerrilla informativa.
Estos correos electrónicos nos tienen sin cuidado. Pero sí queremos ensayar una respuesta –breve, porque hoy como verán tenemos menos espacio– dirigida a ese puñado que de manera respetuosa nos escribe para manifestar su incomodidad por nuestra cobertura “antichilena”.
A ellos, también respetuosamente, les decimos que no guardamos ninguna animadversión hacia el pueblo chileno. Y que si quieren contribuir a mejorar las relaciones entre ambos países, deberían escribirle a sus gobernantes, instándolos a frenar la carrera armamentista en la que se han embarcado –de la cual pueden encontrar un flamante ejemplo de US$1,000 millones en esta misma página. Y que les pidan también que sean menos arrogantes. Porque la clase política chilena ha respondido con sonoras bofetadas, por no decir escupitajos, a cada gesto de buena voluntad peruano en los últimos años. Eso no obstante que el Perú es un país pacífico, que no busca agredir a nadie y solo quiere que se respete su territorio.
Reclamen pues, lectores chilenos, no a LA RAZÓN sino a Bachelet y compañía. Que gasten más en arados y menos en espadas. Y de paso, sugiéranles que no confundan la bonhomía peruana con debilidad. Podrían llevarse una terrible sorpresa.
LA RAZON
uribs@larazon.com.pe
Desde hace muchos años, este columnista recibe a diario cartas de Chile. Pueden dividirse en tres categorías. Una solo contiene insultos (y un manejo deplorable del lenguaje; ¿no enseñan ortografía allá?). Otra es escrita por supuestos empresarios o amas de casa que dicen dar trabajo a peruanos en Santiago y protestan en diversos tonos porque “agredimos” a su país desde este medio (con una subcategoría: los que dicen ser peruanos que trabajan allá y reclaman porque nuestra línea editorial “los pone en peligro”). Sospechamos que son redactadas en alguna dependencia oficial por expertos en guerrilla informativa.
Estos correos electrónicos nos tienen sin cuidado. Pero sí queremos ensayar una respuesta –breve, porque hoy como verán tenemos menos espacio– dirigida a ese puñado que de manera respetuosa nos escribe para manifestar su incomodidad por nuestra cobertura “antichilena”.
A ellos, también respetuosamente, les decimos que no guardamos ninguna animadversión hacia el pueblo chileno. Y que si quieren contribuir a mejorar las relaciones entre ambos países, deberían escribirle a sus gobernantes, instándolos a frenar la carrera armamentista en la que se han embarcado –de la cual pueden encontrar un flamante ejemplo de US$1,000 millones en esta misma página. Y que les pidan también que sean menos arrogantes. Porque la clase política chilena ha respondido con sonoras bofetadas, por no decir escupitajos, a cada gesto de buena voluntad peruano en los últimos años. Eso no obstante que el Perú es un país pacífico, que no busca agredir a nadie y solo quiere que se respete su territorio.
Reclamen pues, lectores chilenos, no a LA RAZÓN sino a Bachelet y compañía. Que gasten más en arados y menos en espadas. Y de paso, sugiéranles que no confundan la bonhomía peruana con debilidad. Podrían llevarse una terrible sorpresa.
LA RAZON
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