23.9.09

Sunat: control tributario, necesario e imparcial

Gran repercusión han tenido las declaraciones del jefe de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat), Manuel Velarde, en entrevista con nuestro Diario publicada en la sección Bajo la Cúpula.

Y no solo por las revelaciones sobre la enorme deuda no cobrada (alrededor de 48 mil millones de soles), sino por lo que parece ser un nuevo estilo de gestión, más técnico, firme e imparcial.

Es lo que corresponde a una entidad recaudadora, ante la cual todos los contribuyentes somos y tenemos que ser iguales. Ningún ciudadano puede eximirse, por sí y ante sí, de la obligación ciudadana de aportar con sus impuestos al sostenimiento del Estado, so riesgo de ser denunciado y perseguido lealmente.

Ello explica la enorme repercusión de lo dicho por Velarde. Por supuesto, queda claro que la responsabilidad por haber permitido que se acumule tamaña deuda no es solo de esta administración, sino que incluye principalmente a las anteriores, en lo que habrían concurrido diversos factores.

Efectivamente, así como la evasión y la elusión son delitos graves, también lo es la manipulación de la entidad recaudadora para premiar, castigar o acogotar a determinados ciudadanos o empresas, según su apoyo o rechazo al poder político.

Es lo que en los años 90 hizo el inescrupuloso asesor Vladimiro Montesinos con el llamado RUC sensible; y también lo que, guardando distancias y circunstancias, podría haberse operado este año en la burda y polémica intervención de Panamericana Televisión, que afectó las libertades de expresión y opinión.

Velarde pretende marcar ahora un punto de inflexión; un antes y un después para hacer de la objetividad, la eficiencia y la transparencia los puntales de la nueva gestión. Urge ahora acercar a la Sunat a su base social para explicar los lineamientos del plan, lo que no debe ser interpretado como represivo ni persecutorio, sino simplemente como el cumplimiento de su labor.

Se parte de la premisa básica de que el Estado tiene que protegernos y hacer obra, pero eso implica contar con recursos que necesariamente tienen que ser aportados por los contribuyentes. Del otro lado, corresponde al Gobierno dar cuenta a los ciudadanos sobre cómo se usan sus impuestos, en qué obras y con qué criterios de redistribución, descentralización e inclusión.

Las deudas tributarias tienen pues que ser cobradas, y nadie, ni los clubes deportivos, pueden pretender un trato preferencial, lo cual sería un nefasto e intolerable precedente, que nos retrotraería a tiempos oscuros que debemos superar.

En esta misma tónica, la Sunat debe poner todos los medios para retomar la lucha contra otras lacras que amenazan la estabilidad del país: el contrabando, sobre todo en las fronteras sur y norte, así como el blanqueo de dinero y el lavado de activos, en lo que no puede haber tregua, dados los inmensos recursos involucrados y la afectación a la sana competencia entre empresas.

Adicionalmente, no pueden descuidarse los objetivos de incrementar la base tributaria, que demanda mayor coordinación con el MEF, así como la guerra contra la informalidad, en todas sus manifestaciones. Estamos avanzando sí, pero aparte de cobrar deudas a los grandes contribuyentes, queda mucho por hacer para crear una cultura tributaria en el Perú.

EL COMERCIO

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