28.9.09

Bancos con corazón

Por: Richard Webb

¿Podemos imaginar un banco con corazón? Para empezar, le pediríamos que publicase sus informaciones en letras que se puedan leer sin lupa, usando números que no requieren de una calculadora sofisticada para ser verificados. Pero el paso mayor que muchos bancos consideran es el del microcrédito: ofrecer créditos minúsculos a familias de escasos ingresos. El modelo sería el de Mohammad Yunus, creador del Grameen Bank en Bangladesh, premiado con el Nobel de la Paz en 2006 por contribuir a la reducción de la pobreza en el mundo. No obstante ese poderoso ejemplo, no estaría mal un breve repaso de la historia antes de proceder a un cambio tan radical como el de adquirir un corazón.

Para empezar, el microcrédito fue inventado 250 años antes de la creación de Grameen por el escritor irlandés Jonathan Swift, autor de “Los viajes de Gulliver”. Como Yunus, Swift era un profesional brillante quien quiso asestar un golpe a la pobreza extrema que lo rodeaba, y quien, contra todo sentido común y el escepticismo de sus colegas, empezó a prestar pequeñas sumas de su propio bolsillo a personas necesitadas para que invirtieran en sus mininegocios. Su única exigencia fue la firma de dos conocidos del prestatario. No cobraba interés y no perdió un centavo de lo que había prestado. El ejemplo de Swift se formalizó legalmente y se propagó en Irlanda. Para 1843 una de cada cinco familias de ese país, casi todos analfabetos y en extrema pobreza, habían recibido créditos. Sin embargo, una devastadora hambruna terminó con todos los bancos con corazón de Irlanda.

Entre los años 50 y 70 el Perú también tuvo un sistema masivo de microcrédito, en la forma de unas mil cooperativas de crédito que llegaron a tener un millón de socios y juntar casi el 20% del ahorro nacional. Como banco, la cooperativa protege el ahorro y otorga préstamos. Pero es un banco fraterno y sin fines de lucro. Cobra poco, y su misión incluye la educación práctica y moral de sus socios. Aun más, la tranquilidad de estar asegurado es quizás el mayor atractivo de la membresía: el socio que aporta tiene la tranquilidad de saber que, ante alguna emergencia, las puertas del crédito le estarían abiertas. Trágicamente, la mayoría de las cooperativas sucumbió ante la hiperinflación y los vicios en su manejo interno. Con todo, los bancos de Swift y las cooperativas son modelos para pensar cuando se busca inventar un banco con corazón.

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