29.9.09

¿Y el mercado interno?

TRAS “RENEGOCIACIONES” SOBRE CAMISEA


Por: Aurelio Ochoa Ingeniero

La comprensible expectativa que generaron las “renegociaciones” del MEM con el consorcio Camisea desembocaron en aquella lectura que hizo el ministro de la propuesta empresarial haciéndola suya, sin convencer ni a tirios ni troyanos, dado que distaba mucho de lo ofrecido en el mensaje presidencial de Fiestas Patrias; una decisión política que posteriormente fuera confirmada por las contundentes declaraciones del primer ministro a El Comercio, por lo que inferíamos que el mercado interno tendría prioridad, y que la exportación se supeditaría a nuevos descubrimientos gasíferos, los que se producirán si se acentúa la inversión en exploración: hasta el 30 de junio, en el 2009 solo se había perforado un pozo exploratorio en más de 500.000 km2 de áreas concesionadas, un escenario que difícilmente materializará los buenos deseos del presidente, en alusión a los recientes descubrimientos de gas en Venezuela.

Bajo un juego de cifras y palabras, constatamos que el “acuerdo” solo blinda la exportación, obligando al mercado local a compartir las limitadas reservas del lote 88 con aquel proyecto, suspendiéndola por un lustro, para retomar su destino externo una vez “exprimido” el lote 56 a precios ínfimos. Así, haciendo abstracción de la actual enorme demanda local insatisfecha, reconocida incluso por Perú-Petro y el Osinergmin, obliga a subastar el poco gas disponible a futuro, lo que extendería indefinidamente la aridez energética en desmedro de los consumidores locales, a la vez que transfieren el problema a próximos gobiernos. Bajo ese contexto, al pagar un gas escaso a precios superiores a los de la competencia, las generadoras impulsarán su traslado al consumidor vía tarifas eléctricas, al igual que lo harán los otros usuarios (industriales y comerciales), en tanto que para la priorizada exportación gasífera, parecen inhibirse, para no tocarla “ni con el pétalo de una rosa”.

En el “acuerdo” tampoco se garantiza el suministro para el gasoducto andino, lo que equivale a un escenario preocupante en los próximos meses y años para la macrorregión sur: ser expectantes de una absoluta garantía de disponibilidad del gas de los lotes 88 y 56 para la exportación a precios “dumping”, en tanto ninguna para la región de donde precisamente proviene este recurso. Intentando corregir tamaño “lapsus”, el primer ministro anunció ulteriormente que a través de un decreto supremo se dispondría de 160 mpcd del lote 88, anuncio que inmediatamente fuera desmentido por el propio consorcio, pues cualquier aritmética elemental no explicaría de dónde provendrían esos volúmenes, aun en el supuesto de expedirse el anunciado dispositivo. ¿Y el gasoducto a Chimbote?

EL COMERCIO

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