20.9.09

El “nacionalismo” se desnuda

Carlos Tapia, vocero del Partido Nacionalista que lidera Ollanta Humala, ex miembro de la CVR y ex comunista redomado, confirma que viene buscando alianzas políticas con grupos de la izquierda radical, entre ellos los ejes de la vertiente marxista que no deslinda, ahora ni nunca, con la lucha armada como herramienta para la captura del poder.

En realidad, esas alianzas políticas ya se han dado antes. Es evidente que en diversos escenarios, locales y regionales, el partido nacionalista se ha aliado con grupos radicales y extremistas que protagonizan revueltas y protestas con un solo objetivo: desestabilizar el sistema democrático para explorar, a costa de muertos y heridos, la posibilidad de un golpe de estado de masas, eufemismo acuñado por la izquierda marxista para señalar –a los verdaderos movimientos sociales– la agitación y la infiltración como común denominador para derrumbar el sistema, paso previo a la instauración de regímenes totalitarios con ropaje institucional, engañoso y de honda raíz autoritaria, todos absolutamente antidemocráticos.

De cara a las elecciones regionales y generales, el Partido Nacionalista demuestra –ante al electorado– que su nombre no alude en modo alguno al sentimiento de patria e identidad nacional que pretende, sino que es un membrete mendaz para atraer a masas incautas y desprevenidas. Nacionalismo y marxismo no pueden ir juntos. Sin embargo eso es lo que intenta hacer Ollanta Humala con su apuesta por el frente único. Un frente urdido para capturar el poder e instalarlo para tornar en dictadura la naturaleza del sistema democrático.

Las cartas están echadas. La izquierda marxista, tras la cual están todos aquellos frustrados que jamás han conseguido el voto ciudadano, ensayará otra vez la estratagema del frente único, patraña a la que no llaman frente de clases por pudor y cálculo electorero, para así poder autonombrarse frentes regionales que consoliden y proyecten, de manera artera, un gobierno falsamente apoyado por el calor popular.

Está claro desde ahora que ese frente “nacionalista”, “socialista” o como quiera llamársele, no debe prosperar. Y está claro, asimismo, que los electorados regionales y locales advertirán la trampa de los extremistas de siempre, de esa gente que trata de conseguir –junta y revuelta– lo que no podrá obtener con el liderazgo de una plataforma indigna como la de la izquierda de todos los pelajes.


EXPRESO

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