18.9.09

"Toys boys"

El problema que actualmente enfrentamos con nuestro Ejército no se reduce solamente a falta de equipamiento militar, desmoralización y deserción por bajos sueldos, corrupción endémica, disminución de status social y acoso judicial caviar, sino también incluye la falta de una maximización de los recursos entregados por el Presupuesto Nacional.

Nuestro Ejército es un paquidermo de varios miles de efectivos que está atrapado por complejos procesos internos y mucho trabajo de oficina al que un ratón senderista (600 efectivos) tiene acogotado en el VRAE. Se ha descuidado el factor humano y, como bien me comentó un colega, "tienes que sudar si no quieres sangrar". Un ejército es "toys & boys" (juguetes y muchachos), así que su rearme sólo solucionaría uno de sus problemas.

Y no estoy para nada de acuerdo con la idea de crear un canon militar porque: 1) La única manera de que el poder civil puede controlar al poder militar es gestionando el dinero. Darle autonomía financiera a los militares puede generar un Frankenstein deliberante e incluso intervencionista. Nadie quiere que vuelvan esas épocas; 2) Un canon es por esencia fluctuante. Puede haber años espectaculares en el precio del gas, como años de vacas muy flacas. No es cuerdo someter una política militar de largo plazo a los vaivenes del mercado internacional; y 3) Se han dado demasiados casos de corrupción como para encima permitir que se disponga de un fondo fijo sin controles. Además, implantar eso precisamente ahora sería darle argumentos a los "halcones" chilenos para que insistan en mantener el canon del cobre, contra el cual simplemente no podemos competir.

Por todo lo anterior, creo que ya es hora de plantearnos una profunda reestructuración con el apoyo de una misión extranjera. En el año 2001 fui invitado por el gobierno alemán -a título personal- a una larga gira, y uno de mis anfitriones fue un oficial llamado Gerd Müller (imposible olvidarlo si se llamaba igual que el histórico goleador. Según veo en internet, ahora es coronel de la Bundeswehr), quien me detalló cómo ayudaban a reestructurar Fuerzas Armadas extranjeras, centrándose en la labor realizada en Bulgaria, si mal no recuerdo.

Dadas las condiciones en que Montesinos y Hermoza habían dejado a nuestro Ejército, me di el trabajo de llamar a un médico chakano-caviar cercano a Toledo para contarle lo que había visto y sugerirle que impulse algo así aquí con su amigo Pachacútec II (además, cumplí con el encargo de un diplomático alemán, quien me dijo que le informe al toledista que esperaban que vaya de embajador allá dada su cercanía con el canciller teutón Jorhska Fischer, con quien este caballero había estudiado). Hasta donde sé, mi interlocutor no movió un músculo acá sobre eso ni viajó allá, y lo único relevante que hizo -tras pontificar por años sobre el deber ciudadano de trabajar por el país- fue conducir un soporífero programa televisivo en el canal estatal. Ese fue todo el gran servicio público que hizo en su vida...

Pero parece que la situación no ha cambiado mucho en el Ejército desde el año 2001 y creo que sería bueno desempolvar la idea y llamar al buen Gerd Müller. Una profesionalización integral de nuestro Ejército bajo una asesoría extranjera de primera línea y neutral como la alemana podría ser una reforma muy provechosa.

CORREO

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