24.9.09

Comisión de defensa del monopolio

Por Mirko Lauer

El pueblo del Cusco y los turistas informados celebraron hace poco que hubiera terminado un decenio de sobrelucrativo monopolio de Fetransa en la ferrovía entre esa ciudad y Machu Picchu. Los argumentos para el monopolio fueron: que la ruta no es rentable y que no había condiciones para la competencia en ella.

Sin embargo la Asociación de Operadores Turísticos (Apotur) y la Asociación Peruana de Consumidores (Aspec) públicamente demandaron la competencia pues tarifas excesivas atentaban contra el consumidor y contra la promoción del turismo en una de las rutas turísticas más atractivas del mundo.

MTC, Ositran e Indecopi, cada uno en su ámbito, estudiaron el caso a partir de las solicitudes de operación y los tres identificaron barreras a la competencia. Se hicieron los estudios técnicos y en base a ello, por ejemplo, se modificó el reglamento que “protegía” al monopolio mediante coberturas de seguro muy por arriba de los estándares.

El grupo Fetransa se defendió a través de artimañas legales y la intimidación de funcionarios (de hecho, hay discrepancias al interior del grupo sobre estas prácticas siendo el componente Peruval el más agresivo). Ahora en el Congreso Fetransa promueve una investigación a todos los funcionarios de MTC y Ositran que intervinieron.

Desde el punto de vista del respeto a los poderes del Estado la comisión es una intromisión en la esfera del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial, y desde una perspectiva de cuidado del más débil, están yendo en contra de lo que han venido pidiendo los consumidores así como autoridades y pobladores del Cusco.

Si vemos las autorizaciones a las dos nuevas empresas como promoción de la competencia, lucha contra los monopolios y fomento de mejores servicios para el sector turismo la solución técnica adoptada por las autoridades es la mejor para todos, salvo el monopolista, claro.

Dado que la actuación del MTC y Ositran fue criticada por lenta en su momento (demora explicable pues se hicieron estudios técnicos en cada una de las instancias para proteger al usuario primero y fomentar la competencia después) resulta paradójico que hoy se critique en la prensa y se “convenza” a congresistas para que investiguen.

Con este tipo de actuación se desincentiva a los funcionarios probos a hacer cosas. El funcionario que mantiene el statu quo y deja los intereses de cada grupo incólumes no tiene nada que perder. Si en cambio se atreve a mejorar esquemas regulatorios inadecuados se arriesga a que se le difame y se le investigue. Y a ser culpable hasta que demuestre lo contrario.

LA REPUBLICA

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