14.1.10

Autonomía ¿para qué?

Por: Beatriz Boza

¿Debemos preocuparnos por lo que pasa en Argentina? Fundamentando la necesidad de pagar la deuda externa, la semana pasada la presidenta argentina destituyó al presidente del Banco Central de ese país por negarse a financiar la deuda usando las reservas. Cristina Fernández no está sola. En Venezuela, Ecuador y Bolivia ya se ha debilitado significativamente la autonomía de sus bancos centrales. Y para algunos economistas los bancos centrales no deben ser una isla sino que deben formar parte de la orquestación de la política económica del gobierno. ¿Necesitamos una banca central autónoma?

En democracia, la economía y la política son dos aspectos intrínsecos de la vida en sociedad. Mientras que el sistema económico debe sentar las bases para generar riqueza, valor agregado y desarrollo, el sistema político busca garantizar bienestar, justicia e igualdad de oportunidades, para lo cual la política social cumple un rol fundamental. La economía y la política están altamente interconectadas, tan es así que ante situaciones de crisis económica la respuesta sea política: a quién se protege y cómo toda la sociedad asume los costos. Situaciones de crisis política afectan a su vez la economía, generando pérdida de confianza, fuga de capitales, etc.

Para que el sistema funcione, se requiere de determinadas condiciones fundamentales. Una de ellas es que la moneda valga, es decir, que sea aceptada, que puedas ahorrar y llevar tus cuentas en esa moneda. En ausencia de ello, se hace imposible llevar a cabo transacciones económicas en la sociedad. A la par, la democracia requiere que se proteja el ahorro de las familias y se franquee acceso al crédito como una forma de inclusión económica, además de garantizar igualdad ante la ley y que el dinero de nuestros impuestos se utilice bien. Las sociedades se organizan de distintas maneras para garantizar que estas condiciones fundamentales se den.

En países como el nuestro, hemos aprendido que se requieren seguros institucionales para cuidar estas condiciones fundamentales sin las cuales el sistema económico no funcionaría. Esos seguros son la autonomía institucional del BCR, SBS, Contraloría de la República y Poder Judicial consagrada en nuestra Constitución. Pueden haber sistemas mejores, pero la historia vivida nos ha enseñado que en el Perú la autonomía constitucional es el mejor arreglo institucional con que contamos.

Precisamente porque soplan vientos distintos en la región, la ocasión es propicia para que cuidemos y consolidemos nuestros seguros institucionales.



EL COMERCIO

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