23.1.10

Encuesta imaginaria y psiquiatría

En su condición de presidente candidato, único ideólogo y vocero del gobierno, y lector del futuro, al mismo tiempo y siempre, el Sr. García, anunció que una encuesta aprista hecha a veintisiete mil personas en todo el país le permitía asegurar que su partido disputaría la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de 2011. No presentó cuadro alguno con tendencias y cifras porcentuales como quincenalmente suelen hacerlo las encuestadoras. ¿De dónde salió el dinero para pagar esa encuesta? Preguntaron aquellos a quienes les hubiera encantado recibir decenas de miles de dólares para interrogar a 27 mil personas. Muestre la encuesta en todos sus detalles, pidieron otros. García respondió diciendo que su partido tenía más de ochocientos mil militantes competentes en el país, evadiendo el problema de fondo. Sus escuderos en la máquina electoral a la que ha sido reducido el partido aprista dijeron que no tenían obligación alguna de mostrar esa encuesta. Alguien como Del Castillo, con inocencia punible por García, confesó que no sabía nada sobre el tema. Luego, fue fraguado un cuadro estadístico mostrando que el Sr. Velásquez Quesquén obtendría más votos que el resto de competidores y que, contando con la votación de la señora Fujimori, la alianza estaría a punto de ganar la segunda vuelta. El director de IDICE, encuestadora supuestamente ligada al APRA, desmintió que su equipo haya presentado ese cuadro. Por los periódicos se enteró el primer Ministro Velásquez que era un candidato y que estaría a punto de ser presidente.

Nada de lo resumido hasta aquí es una broma de mal gusto. ¿No se trata acaso de una enorme mentira? Lo más probable es que tal encuesta no existió, La llamada “Red informática aprista” ofrece cursos a jóvenes que buscan hace algo útil en la vida. Si el partido tuviese un o dos especialistas en encuestas los conoceríamos. Con el omnímodo poder que tiene, el Sr. García soltó una frase de lo que le gustaría sin pensar dos veces en lo que decía. Su incontinencia verbal parece no tener límites. Incapaz de reconocer un tremendo error como ese, recomendó que las encuestadoras debieran ser vigiladas por ¨veedores¨, y con su secular sabiduría recomendó ¨está bien mentir pero no tanto¨. El está convencido de que no miente y que mienten los ¿otros. De lo dicho, una pregunta es pertinente: ¿no hay en todo este juego de mentiras un problema psiquiátrico? Parece que nadie entre sus clientes del partido está en condiciones de llamarlo al orden, por eso de no poner en peligro su futura reelección en el Congreso o en las mal llamadas regiones, que es todo lo que cuenta para ellos y ellas en la política peruana.

Invoco a los amigos psiquiatras, psicoanalistas y psicoterapeutas como Jorge Bruce, Saúl Peña, Mati Kaplansky, Max Hernández, Moisés Lemlij, Lucho Herrera, a ocuparse a fondo del tema psiquiatría y poder que en Perú es muy importante.


LA PRIMERA

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