22.1.10

Me contento con el Parlamento

Por Mirko Lauer

Novedades en las campañas electorales: Luis Castañeda ha empezado a mostrar los dientes, los fujimoristas están reconsiderando su optimismo, la derecha liberal pura y dura comienza a buscar un espacio propio, se está escalando la pugna interna por el corazón de Ollanta Humala. ¿Cuánto es reorganización y cuánto es simulacro?

En la mayoría de los casos en realidad lo que ha comenzado es el tradicional sacamantecas por los buenos lugares en las listas al Congreso. El candidato presidencial tiene todavía tiempo para decidir rumbos, pero para muchos de quienes lo rodean, o quisieran hacerlo, la cosa es encontrar un nicho temprano, o moverse a otra esquina.

Este infighting se está volviendo bastante notorio en el humalismo, el fujimorismo y, cómo no, el aprismo. En cambio hasta ahora el castañedismo está resultando más bien opaco a la curiosidad de los medios. Algunas de las precandidaturas menores son 100% asaltos a las curules del 2011. Es la impresión que por ahora da el lanzamiento de Jaime Bayly.

La cercanía al candidato supone un cierto grado de participación en la confección de la lista. Para el Nº 1 lo ideal es mantener a sus seguidores discretamente divididos, y hacer su propia lista. Pero más de un grupo significa también más de una estrategia electoral, y el candidato tiene que decidir, incluso de cara al público.

En ninguna parte es esto más notorio que en el fujimorismo, donde la hija Keiko está siendo empujada a despaternizar la campaña por el bien de todos. Un punto de viraje ha sido declarar que no quiere indulto, sino justicia (como si los tribunales hubieran dado otra cosa). Pero la hija no se resigna, y sigue jugando con la palabra cáncer.

El comunicado de un grupo de intelectuales a favor de Humala es otro ejemplo. Acaso muchos de esos firmantes no estén tras una curul sino tras un papel más ejecutivo en un futuro gobierno, pero es seguro que su idea de Humala 2011 no es una repetición de los melancólicos parlamentarios de hoy, o de una fuga en masa tipo UPP.

En agrupaciones con caudillos menos necesitados del consejo de sus seguidores la procesión va algo más por dentro. Sin embargo aún a la sombra de la voluntad de Alan García o Alejandro Toledo hay maneras de que individuos y bloques vayan acercándose al partidor, y despachando a los rivales. En esto nada más peligroso que un ánimo de ser reelegido.

Volviendo a la derecha liberal pura y dura, no hay una buena explicación sobre por qué no se sienten cómodos en ninguno de los partidos disponibles. ¿No los consideran suficientemente liberales? ¿El mal recuerdo del Fredemo? ¿Un deseo de empezar a practicar la democracia liberal interna desde las raíces?




LA REPUBLICA

No hay comentarios: