22.1.10

Nido de ratas

A diferencia de otros países en donde desde hace muchos años existen sectores sindicales copados por criminales, en nuestro caso no existía, hasta hace poco, una relación evidente entre los sindicatos y las bandas delincuenciales. Lamentablemente, la situación está cambiando a pasos acelerados y, por ello, la construcción ha devenido en una espiral de violencia.

Así tenemos que las extorsiones en ese sector, que las realizaban originalmente gremios marginales intimidando a constructores para que tomaran un cupo de sus afiliados en la planilla de sus obras, se han ido rápidamente ampliando. Ello es así porque esa práctica delictiva se ha vuelto mucho más lucrativa con el boom inmobiliario, que ha atraído al sector construcción a muchas bandas de criminales –usualmente dirigidas desde los penales– que antes se dedicaban al secuestro u otros ilícitos y que han cambiado de giro hacia la extorsión.

Por otro lado, la aparición de esos hampones está llevando a los sindicatos tradicionales –los cuales siempre han actuado con violencia– a defender su mercado con las mismas prácticas criminales. Como consecuencia, en la actualidad, en todas las ciudades del país operan mafias en construcción civil, mientras que en algunos lugares, como en el Callao, se llega al extremo de no encontrar obra alguna que no haya sido contaminada por alguna banda o gremio de extorsionadores.

Incluso, la velocidad del crecimiento de estas mafias es espeluznante. En el año 2007 hubo cinco asesinatos vinculados a estos criminales; en el 2008, 13, y el año pasado, 30. En las tres primeras semanas de enero ya llevamos cinco muertos, por lo que la extorsión en la construcción va camino a competir con el narcotráfico por el sitial de la actividad criminal con más asesinatos.

Esta alarmante situación se ha generado por la complicidad de muchos constructores que se allanan al cupo sin denunciarlos y por la pasividad de la Policía, que hasta el día de hoy no cuenta con una unidad especializada para combatirlos. Si a eso le agregamos la facilidad con la que han ingresado a la esfera criminal muchos sindicatos, así como la enorme cantidad de recursos que se mueven en el sector, tenemos entonces una amenaza seria y real de una verdaderamente incontrolable explosión de extorsión en la construcción. Ya es hora de que las autoridades hagan algo.


PERU 21

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