30.1.10

Buscando un inca

Por Mirko Lauer

No queremos imaginar a la región turística Machu Picchu-Aguas Calientes-Valle Sagrado con los problemas de Pisco-Chincha en el año que ha pasado. Pero a estas alturas el nivel de desarticulación socioeconómico de la zona cusqueña empieza a ser parecido. Crisis demasiado seria para dejarla en manos de las actuales autoridades, o para ponerla bajo un comité, como se hizo con el desastre del sur chico.

El escenario de la evacuación de turistas por aire es positivo, pero ha durado, y va a durar, demasiado. Además, cuando ellos hayan partido quedarán detrás las consecuencias de lluvias y huaicos: menos turistas. Todo esto al borde de la temporada alta, que es crítica para el negocio turístico (utilidades y empleos) en toda la región. Cada vez más gente está diciendo que a grandes males grandes remedios.
Por lo pronto el Estado central debe tomar control del área, en especial Machu Picchu y Ollantaytambo. Los daños a la población y los monumentos ya lo justifican, y además están los sombríos pronósticos para el resto del verano. Esto significa entre otras cosas una presencia político-policial con especiales atribuciones. Pues el post desastre también va a ser un problema de primera magnitud.

Los rieles y las pistas que comunican la zona con el mundo probablemente van a estar inutilizados por un par de meses (si la cosa no empeora), y el cruce con trasborde de un lado al otro del río va a estar lento, restringido, unas cuatro semanas por lo menos. Luego vendrán los temas de los damnificados locales propiamente dichos, y de la necesidad de rearticular una cadena de vitales visitas turísticas en medio de los escombros.

Una posibilidad es establecer una autoridad ad hoc para enfrentar la situación, con un zar, o más bien un inca, esta vez bien elegido para los distritos afectados. Pues las autoridades locales han demostrado ser ineficientes incluso sin catástrofe, y el gobierno regional peor. No olvidemos que Machu Picchu ha sido una maravilla mundial en peligro desde mucho antes de que empezara el aguacero 2010.

Se trata de rescatar a Machu Picchu (en realidad a todas las reliquias incaicas), pero también de asegurarle un futuro permanente. Imaginemos una autoridad autónoma con un horizonte de cinco años. El Banco Mundial ya tiene una perspectiva parecida en su proyecto Vilcanota que opera desde el Mincetur. Que es uno de esos melancólicos proyectos del toledismo que podría ser revitalizado por este y el próximo gobierno.

La autoridad se encargaría del transporte, los caminos incaicos y las ruinas mismas (Ollantaytambo está incluso más amenazado que Machu Picchu). ¿Debe el INC participar? Muchos en la zona piensan que no, pero quizás esta vez se podría llegar a un acuerdo armónico y conveniente para todos. En todo caso las chambonadas del sur chico deben ser evitadas a toda costa.



LA REPUBLICA

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