28.1.10

Privatizando el crecimiento

Con la publicación de las proyecciones del Fondo Monetario para la economía mundial, estimando que esta crecerá en casi 4% y que, salvo España, todos los principales países lograrán un buen resultado, el fin de la crisis financiera está a la mano. Con lo cual ya no existiría motivo, en nuestro caso, para no retomar las altas tasas de crecimiento que veníamos alcanzando.

Pero, para lograrlo, es necesario recuperar el motor que generó la bonanza, que fue el sector privado, y no el Estado. No olvidemos que lo que ocasionó que el año pasado el crecimiento fuera tan decepcionante fue el colapso en la confianza del empresariado, lo que llevó a una contracción del 25% en su nivel de inversión.

Incluso, lo poco que se creció se debió al aumento del gasto del Estado y a la inversión pública, que se ha doblado en solo dos años y alcanzará el 5% del PBI por primera vez en más de 20 años. Sin embargo, con la tradicional ineficiencia estatal, es muy poco probable que sea adecuada la calidad de ese gasto; por ello, empieza a ser alarmante que se insista en seguirlo aumentando, especialmente considerando que el déficit fiscal ya no da más y que estamos entrando a un año electoral.

Asimismo, no bien le abren la puerta al aparato estatal, este tiene una tendencia a expandirse desesperadamente. Basta con ver la intención del Banco de la Nación de comprar deuda para ir construyendo nuevamente su cartera.

Así que, para poder lograr tasas de crecimiento del orden del 6%, el Gobierno debería cambiar de libreto y abandonar la obsesión por aumentar el gasto público. Más bien, lo que se requiere es asegurar que la inversión privada se recupere y se incremente, por lo menos, en 10% el presente año.

Para ello es fundamental mejorar la competitividad (reducir aranceles, eliminar burocracia, facilitar la formalización laboral), así como introducir reformas (mercado de capitales, por ejemplo), continuar la integración comercial con los TLC y cumplir el cronograma de concesiones en infraestructura, entre otras medidas que mejorarían la confianza y las expectativas.

Lo que no se debe hacer es continuar estatizando la economía con el aumento de la participación del sector público, no solo porque con el fin de la crisis es innecesario sino, principalmente, porque la experiencia nos ha enseñado que, cuando el Estado crece, los peruanos siempre terminamos pagando el pato.



PERU 21

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