22.1.10

Militares y policías en la piñata presupuestal

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

¿Yo hago como que te pago y tú como que trabajas?

Hasta el gerente más ramplón e incompetente sabe que la mejor manera de maltratar al trabajador no es pagarle un sueldo bajo sino mecerlo por mucho tiempo con un aumento o bonificación que nunca se concreta, porque eso implica decirle que su situación personal y su participación en la organización interesan un pepino.

Eso es, precisamente, lo que está haciendo el Estado con los miembros de las fuerzas armadas y policiales desde hace mucho tiempo y, más recientemente, con todas las idas y venidas en relación con la bonificación extraordinaria usando un porcentaje del saldo no utilizado del presupuesto del año 2009.

Luego de varias descoordinaciones clamorosas, la Comisión Permanente del Congreso votó, el jueves pasado, la norma que ‘aprobó’ ese bono extraordinario, con la participación entusiaste de varios de los principales parlamentarios apristas. Al día siguiente, sin embargo, el Ejecutivo, a través de varios otros ‘apristas principales’, empezando por el principalísimo presidente, insistió en lo equivocado de dicha decisión.

El jefe del Estado, el premier Javier Velásquez Quesquén y la ministra Mercedes Aráoz tienen razón en oponerse a esa forma de mejorar los sueldos de las fuerzas del orden pues, con el mismo espíritu, médicos, maestros y muchos otros en el sector público podrían pedir una compensación similar para reventar la piñata del vuelto presupuestal del año pasado.

El presidente Alan García también tiene razón en que los aumentos en el sector público deberían empezar a orientarse por un sistema de compensación por cumplimiento de objetivos o capacidades individuales. ¿Y cuándo piensa hacerlo?

En lo que no tiene razón el gobierno, empezando por su principal responsable político, es en estar jugando de un modo tan absurdo y hasta humillante con la expectativa legítima de militares y policías, tirándose la pelota entre el Ejecutivo y el Congreso en un tema tan delicado como el dinero que uno lleva a su casa. Tan lamentable como que el bono tenga que salir de ‘lo que no se pudo gastar’, del vuelto, del sobrante.

Hace tiempo que el atraso ostensible de los sueldos de los miembros de las fuerzas armadas y policiales ha debido ser encarado en el marco de una reforma profunda de estas instituciones, lo cual no ha ocurrido por falta de claridad conceptual y poca voluntad de buscarla.

Mientras, es penoso observar este sainete en el que Congreso y Ejecutivo son incapaces de coordinar sobre los sueldos de militares y policías, con una irresponsabilidad que dista mucho de la diligencia que sí ponen cuando se ocupan de asuntos vinculados a su propio bolsillo.


LA REPUBLICA

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