25.5.09

Acción, prevención y solidaridad ante ola de frío

Está bien que el Gobierno y la ciudadanía respondan activamente ante la alarma que ha creado la influenza AH1N1. Sin embargo, paralelamente, no podemos cerrar los ojos ante los gravísimos estragos que causan periódicamente otros males, como la ola de frío en la sierra.

Por lo pronto, el número de víctimas es inmensamente superior al causado por la nueva gripe, sobre todo en las zonas altoandinas del sur, en Puno, Cusco y Arequipa. Según se ha informado, al menos 119 niños han muerto desde inicios del año debido a las bajas temperaturas y a la gripe estacional, lo que obliga a redoblar esfuerzos para controlar y prevenir esta emergencia nacional.

Voceros del Ministerio de Salud han señalado que los niños murieron debido principalmente a complicaciones respiratorias y en muchos casos de neumonía, en zonas donde las temperaturas han bajado a unos 10 grados bajo cero. Lo peor, según los especialistas, es que si no se hace nada ahora la cifra de fallecidos puede seguir creciendo.

Y es que el frío estacional se agrega a otros problemas seculares y lacerantes como la extrema pobreza, la desnutrición crónica y la falta de viviendas y abrigo apropiados, lo que incrementa la vulnerabilidad a la gripe estacional. Por ello, si la ayuda no llega ahora ante esta gripe, imaginemos qué pasaría si prende en las áreas rurales un foco de influenza AH1N1.

Algunos programas sociales están aplicando una estrategia que aborde todos estos flancos, pero obviamente su rango de acción es aún insuficiente. Se tiene más datos, eso sí, pero la magnitud del problema supera los recursos y capacidad de estos programas, que tienen que ser reforzados y apoyados por los estamentos gubernamentales.

Por lo pronto, es positivo que el Ministerio del Ambiente y la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) hayan anunciado que implementarán el Programa de Adaptación al Cambio Climático (PACC) en las regiones de Apurímac y Cusco, en un esfuerzo de sinergias. El telón de fondo es el problema del cambio climático, que ha hecho mucho más dura la ola de frío y afecta no solo la salud de las personas, sino también su modo de vida a través de la agricultura y la ganadería.

Ante esta preocupante realidad, los pobladores deben también poner de su parte, para tomar medidas de prevención prácticas y baratas frente a alteraciones climáticas tan feroces, por ejemplo con el almacenamiento de cierto tipo de alimentos, forraje, leña y prendas de abrigo. Es oportuno hacer un llamado a la ciudadanía para que colabore solidariamente, como en otros años, con campañas para acopiar alimentos y frazadas destinados a los compatriotas que sufren.

Pero, la responsabilidad principal es del Gobierno, principalmente de las autoridades de los sectores de Salud, de la Mujer y Desarrollo Social y de Educación, que deben definir urgentemente una estrategia conjunta para afrontar esta emergencia, que no puede seguir matando a más peruanos, sobre todo cuando todos estábamos advertidos de que el frío iba a ser peor.

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