23.5.09

El primer poder autista del estado

Con niveles de desaprobación que rara vez son menores al 75% , uno diría que el Congreso debería tener como absoluta prioridad en su labor el acercarse a la población. Lamentablemente viven aislados, encapsulados en un mundo propio en el cual las prioridades están fijadas en función de sus propias preocupaciones y aspiraciones, en lugar de tratar de solucionar las que aquejan al ciudadano.

El jueves, la jornada parlamentaria estuvo dedicada a temas que son altamente impopulares, como el retorno a la bicameralidad, la eliminación del voto preferencial o el incremento en el número de legisladores. Incluso, ante el rechazo al Senado se estaría barajando la idea de llevar la propuesta a un referéndum, lo cual sería una absurda pérdida de tiempo y de dinero.

Por otro lado, la reforma constitucional que sí fue aprobada en primera votación fue la de aumentar el número de congresistas, iniciativa que ha sido masivamente rechazada por nuestros lectores, en un reflejo del disgusto generalizado que ha causado que, en el próximo Parlamento, el número de 'otorongos’ sea mayor. Harían bien los líderes de las diferentes bancadas en reflexionar –antes de forzar una segunda votación– si vale la pena que siga descendiendo la aprobación ciudadana del Congreso por contar con 10 parlamentarios más.

Por otro lado, como han reclamado airadamente cuatro ministros, sigue pendiente de discusión la propuesta para introducir pena de cárcel a los que conduzcan vehículos luego de consumir alcohol. Medida coercitiva que es fundamental para generar impacto en la campaña para reducir accidentes causados por choferes borrachos y que es, indiscutiblemente, un clamor popular.

Más aún, sin esa ley, el resto de iniciativas que se están tomando –desde el aumento de multas hasta la suspensión del brevete– terminará formando parte de nuestra habitualidad y muchos asumirán el riesgo esperando lograr transar si son detenidos. Otro cantar es hacerlo si existe la amenaza de ir preso de ser detenido por un policía honesto que no se deje coimear. Pocos serán tan avezados para arriesgarse a terminar con antecedentes criminales solo por tomarse un trago antes de manejar. Por ello, el Congreso debe dejar de darle la espalda al ciudadano y legislar lo que este reclama, en lugar de seguir priorizando el interés de sus parlamentarios.

PERU 21

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