28.5.09

Inviable económicamente, la CAN debe ser foro político

Cuarenta años después de su creación, los hechos han demostrado que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) es inviable desde el punto de vista económico, por lo que, llegada la hora de su reestructuración, debiera quedar como un foro de concertación política y social en la subregión.

Es lo que, con lógica y sentido común, ha planteado nuestro canciller José Antonio García Belaunde, en vísperas de que el Perú asuma la presidencia pro témpore de la CAN. Se promoverá, según ha dicho, la integración del bloque, así como una nueva agenda “menos económica y comercial”, que priorice el desarrollo social, energético y de infraestructura.

Efectivamente, ante el fracaso reiterado de la CAN en asuntos económicos, en los que ni siquiera se ha podido establecer un arancel externo común, es evidente que ha llegado la hora de tomar una decisión radical. Y no solo para dejar de lado todos aquellos temas inviables sea por diferencias de sistemas económicos, sino porque hoy mismo hay un desencuentro más profundo a nivel ideológico.

Se da así el caso de que, tras el retiro de Chile y Venezuela, los países que quedan manejan enfoques irreconciliables: por un lado Perú y Colombia se adhieren a la doctrina de la economía social de mercado, a la libre competencia, a la apertura comercial y a la limitada acción del Estado.

Mientras tanto, por otro lado, Bolivia y también Ecuador, siguiendo el modelo nacionalista-populista del autócrata venezolano Hugo Chávez, promueven la mayor injerencia y control del Estado en la economía, al punto de propiciar las expropiaciones, trabar la libre competencia e incluso cerrar las fronteras a la integración comercial con el mundo.

Todo ello con una serie de agravantes. Así, recientemente, gobiernos como el de Ecuador optaron de manera unilateral e inconsulta por limitar sus importaciones, lo que contraría los acuerdos de la CAN y afecta severamente la economía de los países del área. Adicionalmente, es conocida la oposición intervencionista e inamistosa del régimen de Evo Morales que ha intentado frustrar las decisiones soberanas del Perú de optar por suscribir tratados de libre comercio fuera de la CAN, por ejemplo con la Unión Europea.

En suma, y viendo las cosas desde una perspectiva mayor, es realmente lamentable que se haya dejado pasar la oportunidad de constituir un bloque económico en América Latina, al modo como lo hizo, con muchas mayores trabas, la Unión Europea, donde otrora enemigos irreconciliables como Alemania y Francia, son ahora socios y pilares de dicho bloque.

Sin embargo, tornando a la CAN, hay que rescatar los aspectos positivos en el ámbito de la integración política, en lo que debe relanzarse el Parlamento Andino y propiciar nuevos mecanismos de coordinación social y energética en un ambiente de tolerancia y cooperación.

De lo que se trata, finalmente, es de consensuar una nueva agenda acorde a los nuevos tiempos que permita salvar el proceso de integración, en lo que sea posible, para apostar por el futuro y no repetir los crasos errores del pasado.


EL COMERCIO

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