27.5.09

Wag the pig (II)

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Un amigo nos envía un correo “producto de una larga conversación con personas muy enteradas en el tema“ de la gripe porcina o influenza AH1N1, como se la llama ahora. Después de leerlo, y averiguar algunas cosas por nuestra cuenta, nos reafirmamos en lo dicho en esta columna semanas atrás, sobre que esto puede ser un psicosocial global, muy lucrativo además. He aquí los datos del amigo, salpimentados con algunos de nuestra cosecha:
En el mundo, cada año mueren dos millones de personas víctimas de la malaria, que se podría prevenir con un mosquitero, y los noticieros no dicen nada. En el mundo, cada año mueren dos millones de niños de diarrea, que se podría curar con un simple y barato suero oral, y los noticieros no dicen nada. Sarampión, neumonía, enfermedades curables con vacunas baratas, provocan la muerte de diez millones de personas en el mundo cada año. Y los noticieros no informan nada…

Pero hace unos años, cuando apareció la famosa gripe aviar, los informativos mundiales se inundaron de señales de alarma. Y sin embargo, la gripe aviar provocó la muerte de 250 personas en todo el mundo a lo largo de diez años. Un promedio de 25 víctimas anuales, mientras que la gripe común mata medio millón de personas cada año en el mundo.


Entonces, ¿por qué se armó tanto escándalo con la gripe de los pollos? Porque atrás de esos pollos había un gallo de espuela grande: la farmacéutica transnacional Roche, que con su famoso Tamiflu vendió millones de dosis a los países asiáticos. Ahora, ocurre lo mismo con la sicosis de la gripe porcina.

El Tamiflu fue inventado por Gilead Sciences Inc., firma en la que hasta la fecha posee un importante paquete accionario Donald Rumsfeld, ex ministro de Defensa de Bush. Posteriormente, Gilead vendió los derechos sobre el Tamiflu a Roche. El antiviral, con la gripe aviar, se convirtió en la gallina de los huevos de oro del laboratorio. Los ingresos por su venta pasaron de US$ 254 millones en el 2004 a más de 1.000 millones de dólares en el 2005. A lo que hay que añadir un dato: Roche se ha quedado con el 90% de la producción mundial de anís estrellado, árbol que crece fundamentalmente en China y que es la base del Tamiflu.

Ahora, con la gripe porcina, Roche ha demostrado su “sensibilidad social” donando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) 5,65 millones de tratamientos del antiviral. Al mismo tiempo, ha anunciado un incremento de la producción de Tamiflu para la venta de hasta 110 millones de tratamientos a lo largo de los próximos cinco meses. Este aumento equivale a una capacidad productiva máxima de 400 millones de tratamientos (4.000 millones de cápsulas) al año. Cada tratamiento cuesta al público la bicoca de 50 dólares, así que échenle pluma.

Por supuesto, las medidas de precaución no están de más, todo lo contrario. Pero si a la OMS le preocupa tanto esta enfermedad, ¿por qué no la declara como un problema de salud pública mundial y autoriza la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla? ¿No se debería prescindir de las patentes de Roche y distribuir medicamentos genéricos gratuitos a todos los países, especialmente los pobres? Tal parece que la verdadera pandemia es el lucro. Sí, pues, wag the pig.

LA RAZON

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