31.5.09

Michael Reid, recordando un continente olvidado

Por Mirko Lauer

Si hay una caza mayor entre los latinoamericanistas periodísticos, es el libro sobre América Latina como realidad unitaria vista desde el exterior. Frente a eso los libros sobre países individuales o temas puntuales son caza muy menor, y segura. En cambio el gran libro latinoamericano es una cacería peligrosa, la presa es elusiva y efímera, puesto que es de periodismo que estamos hablando.

John Gunther lo intentó con Inside Latin America (1941), un libro que a su manera se adelantó a temas de la guerra fría en la región. Un gazapo inolvidable es su recomendación de no perderse la torre del palacio Tagle en Lima. Una causa probable de esto es que siempre visitaba el Perú desde una suite del Hotel Bolívar, contaba David Griffis, del Peruvian Times.

Dos decenios después Marcel Niedergang volvió a intentarlo con su Les vingt republiques d´Amérique Latine (1962), un intento de explicar la unidad en la variedad latinoamericana. Menos ambicioso en su cobertura, el libro de Richard Morse, Prospero´s Mirror. A Study in New World Dialectic (1980), sin duda pertenece al género.

Ahora acaba de presentarse en Lima El continente olvidado. La lucha por el alma de América Latina (Bogotá, Norma, 2009) de Michael Reid. El autor nos advierte: somos demasiados países como para agruparnos en una sola obra, y que hoy el ritmo del cambio es demasiado fast & furious como para que un libro así mantenga mucho tiempo su actualidad.

Es un libro aparecido originalmente en inglés, que se dirige a un lector no latinoamericano, culto pero que igual precisa ser ilustrado sobre la región. El tipo de obra que tiene que ser actual, y mantenerse actual todo lo que pueda. Su apuesta es una comprensión del todo, pero busca explicarnos convincentemente cada una de las partes.

No es un fichero nacional-geográfico, ni una aproximación a partir de un solo tema importante. Es una suerte de instant book laborioso y educado, capaz de convencer a un lector especializado y de dar explicaciones históricas, en el sentido de genéticas. Un tipo de libro de los que necesitaríamos tantos aquí.

A casi tres años de su aparición el libro ha resistido bien la segunda prueba. En sus casi 400 páginas siguen estando todos los personajes, los problemas y las cuestiones que definían a América Latina en el 2007. Pero Reid es también un académico capaz de ver más zonas de peligro que la pura actualidad.

Reid advierte en su trabajo tres de estas zonas: la generalización, la selección y ser desmentido por la marcha de los acontecimientos. Con el peligro adicional de que en este tipo de libro de conjunto siempre puede haber alguien que conozca mejor una de las partes. Mayor peligro aún, si el conocedor es otro académico.

Pero la información no es un problema de este libro. Si alguna polémica puede levantar Continente olvidado ella no es en el campo de la precisión de los datos, sino en el de las ideas. Reid no solo quiere rescatar a América Latina del olvido, sino de varios conceptos que le parecen responsables de un endémico subdesarrollo:

a) la teoría de la dependencia, sobre todo en sus más recientes rescoldos bolivarianos (en esto su libro tiene alguna afinidad con La utopía desarmada (1995) de Jorge Castañeda, un obituario de la izquierda en la región);

b) cierto arielismo resistente a la modernidad técnica, que se da la mano con las teorías sobre religión y ética del trabajo. Reid reconoce que este arielismo está muy de salida, pero confiesa entre líneas que no percibe una clara ideología cultural de reemplazo;

c) recorre el libro un prurito evidentemente nacido de la larga experiencia del autor con The Economist (donde Reid dirige la sección América Latina), que consiste en identificar la larga lista de errores cometidos por los países de la región en el campo de la expertise económica.

La de Reid es una reflexión claramente progresista en sus diagnósticos de lo social, pero a la vez enfundada en las percepciones de The Economist sobre por qué los países triunfan o fracasan (para aludir a otro título). El FMI en la crisis argentina es tratado con unos guantes de seda. En cambio la crítica a Las venas abiertas de América Latina (1971) de Eduardo Galeano, es con sangre en el ojo liberal.

LA REPUBLICA

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