23.5.09

Espacio público / espacio privado

Podemos imaginar una sociedad donde la propiedad privada del suelo no exista. Podemos recordar sociedades modernas sin propiedad privada del suelo, como la China de Mao. Pero es imposible imaginar una sociedad donde la propiedad pública o general del suelo sea inexistente. Las razones no sólo derivan de sistemas económicos e ideológicos, sino también de aquellas cuyas raíces son mecánicas, psicológicas, técnicas y funcionales; y tienen que ver con la especie humana en el tiempo y en el espacio.

Pensemos por ejemplo en una ciudad como Lima, que fue fundada por Pizarro en enero de 1535. Aunque todavía persistan amenazas de algunos alcaldes, la demarcación de calles, avenidas, plazas y parques (que no sucede con frecuencia en edificios) sobrevive sobre los legados de Taulichusco, el último regidor de la etapa prehispánica.

Lima nació como una cuadrícula. Y Pizarro antes de viajar al Cusco ordenó la construcción de sus primeras habitaciones en el solar que ahora ocupa el Palacio de Gobierno. A su retorno, alarifes españoles y cientos de “indios adoberos” lo recibieron en septiembre de ese mismo año con los primeros ambientes que lo albergarían por pocos años. Los almagristas lo asesinarían el último domingo de junio de 1541.

Si Ud. quisiera rememorar espacialmente aquel lugar, tendría que borrar el actual Palacio, inaugurado en 1938, cuyo comitente fue el presidente Oscar R. Benavides y el arquitecto Ricardo de Jaxa Malachowsky. Ubíquese en la antigua calle Palacio y párese justo antes del Puente de Piedra, mire a la mano izquierda, ligeramente hacia arriba, y en esa esquina de ese solar, estará mirando el espacio que ocupaban las habitaciones privadas del fundador. La calle todavía está allí; la casa de Pizarro no.

¿Dónde quiero ir? Las personas para sobrevivir se deben desplazar. Uno puede desplazarse por su propiedad privada, pero no es suficiente. El verdadero desplazamiento social, económico y psicológico sano transcurre hacia otras propiedades. Los espacios públicos son el tejido de la ciudad, sus nervios movilizadores, sus respiraderos providenciales. En consecuencia, corresponde a los ciudadanos la defensa con el mismo denuedo con el que defenderían la propiedad individual.

Para terminar sólo dos referencias: Las ferias de comida en la plaza principal de Barranco, sólo multiplican toneladas de basura, ruido y congestión. Y el proyecto de la alcaldía de Jesús María que pretende intervenir en el Conjunto Residencial San Felipe, obra insignia del urbanismo peruano, con propuestas de dudoso gusto y peor criterio funcional.


LA PRIMERA

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