31.5.09

De espaldas al pueblo

Pronto se cumplirán dos meses desde que las comunidades nativas retomaron medidas de fuerza en protesta por los decretos que vulneran sus derechos. A estas alturas me queda claro que los altos niveles de decisión política nunca tuvieron intención de rectificación. Y el recurso de la “escopeta de dos cañones” se agotó, aunque tuvo largo alcance desde la foto tomada en la presidencia del Congreso hace siete meses hasta la última estrategia del gobierno intentando mostrar una posibilidad de acuerdo a través de la Presidencia del Consejo de Ministros, la que fue rápidamente autobombardeada.

En medio de un paro sin tregua, con estado de emergencia y denuncias contra Alberto Pizango, la mesa de diálogo sólo logró poner al descubierto la nula capacidad de decisión del premier dentro del Ejecutivo, ¿o es que lo quemaron a propósito?

Es una lástima porque luego de iniciado el diálogo, los dirigentes nativos enviaron a los manifestantes un mensaje de tranquilidad y otra oportunidad de confianza hacia el gobierno. El desinterés por solucionar el problema fue corroborado en el último pleno del Congreso.

Ni siquiera el eco de una verdad mediática al compás del discurso oficial pudo lograr que la población se crea todo este cuento de “los nativos manejados por intereses políticos con ansias de desestabilizar la democracia que el Apra defiende”.

Esta vez parece que el cálculo político del gobierno no fue certero, las comunidades nativas, en vez de desgastarse fueron sumando el apoyo de otros sectores sociales a nivel nacional, las marchas de esta semana lo confirman.

Lo preocupante es que, si el Ejecutivo sigue en sus trece en aras de proteger grandes inversiones y de evitar pérdidas materiales, el conflicto se podría agudizar y cobrar pérdidas humanas. Los nativos dicen estar dispuestos a morir en defensa de ese 20% de la Amazonía que aún queda sin concesión.

Me niego a pensar que el presidente García quiera trascender en la historia con otra factura por violaciones flagrantes de los derechos humanos.

Quiero creer que esta llamada “democracia” no sólo defiende la libertad de un puñado de ciudadanos, mientras pisotea los derechos de la mayoría invisibilizada. Ojalá el señor García aprovechase esta oportunidad para convencernos a los peruanos que esta llamada “democracia” realmente podría ser inclusiva, justa y solidaria.

La justicia social no sólo consiste en condonar la deuda de unos cuantos en el Banco de Materiales. También y sobre todo se practica cuando se antepone el bienestar del pueblo a las ansias de poder y dinero.

LA PRIMERA

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