26.5.09

Deconstrucción anticivil

Por: Mariella Balbi

Como la mayoría de problemas que surgen en nuestro país, la “mafia-pandilla” enquistada en el sector de construcción civil prospera en agresión y salvajismo, lo que incluye muertos, extorsión y consecuentemente terror. La mecánica es muy simple: vía el chantaje a los constructores y la violencia contra los trabajadores inscritos en una obra, la “mafia-pandilla” impone a un grupo de trabajadores (no sabemos cuán delincuentes o no serán) y recibe cupo o “tajada” de sus salarios. Empezó hace ya unos 4 a 5 años y solo provocó indiferencia. Para algunos constructores (no todos) era tentador no trabajar con gente afiliada al belicoso y “combativo” (según sea el punto de vista) sindicato de construcción civil afiliado a la CGTP.

Este fenómeno de desintegración social participó al inicio del mismo pensamiento que se aplicó al terrorismo, narcotráfico, pandillas, secuestros, accidentes de tránsito: como no me toca a mí, no me inmuto, ni me interesa. El poema de Brecht terminó resultando una parábola que trasciende la época nazi. La escalada de brutalidad ha llegado a un punto álgido —son más de 12 muertos— y se ha convertido en una cantera de pérdidas económicas y en un régimen del terror en el sector. Hace unos meses, el presidente García se reunió en Palacio de Gobierno con los empresarios vinculados a esta dinámica actividad económica. Uno de ellos planteó el problema de manera cruda y clara, mencionando que eran chantajeados, víctimas de reglajes a ellos y a su familia. Pero hasta hoy no vemos una alternativa de solución.

La Federación de Construcción Civil, la afiliada a la CGTP, acusa directamente a la central aprista —la CTP— de ser la que maneja esta “mafia-pandilla” y además señala que cuenta con la complacencia y la protección del gobierno del Apra. Cosa gravísima que habría que probar. Llama enormemente la atención que el Ministerio de Trabajo nada haga ni diga sobre el espinoso fenómeno, tampoco la PNP puede dar luces de quiénes están detrás, la fiscalía, cero puntos cero balas. La PC M, mutis por el foro. Tampoco al Congreso —como dice el vals— le roba la calma del alma y a la defensoría no le corresponde por tratarse del sector privado. A nuestras instituciones les faltan reflejos, como ocurrió con el terrorismo. El “laissez faire, laissez passer” es lo más contraproducente para los fenómenos de violencia, ello les permite crecer, convertirse en musculosos; por ende, más difíciles de erradicar.

EL COMERCIO

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