26.5.09

Todos vuelven

Es cada vez más intensa la sensación de déjà vu en el ambiente. El congresista Luis Negreiros quiere volver a convertir al Callao en el puerto más costoso e ineficiente del mundo, como lo fue en los 80. Mientras, miles de aquellos que renunciaron al Estado para recibir jugosos incentivos, que luego colocaron en CLAE, hoy retornan por una segunda tajada del Erario.

En el primer caso, es inverosímil que, sin haber siquiera solucionado el déficit generado por años de falta de inversión de Enapu, se quiera retornar a la absurda obligación laboral de tener que contratar de una lista sindical. Con esto se volverá a la figura de tener que pagarle a alguien solo por ser un privilegiado en la relación, y este, a su vez, se buscará a un tercero que trabajará por la mitad del dinero. De esa manera, el estibador registrado sin realizar esfuerzo alguno tendrá un ingreso asegurado solo por ser miembro del sindicato. Para los que aún tenemos memoria, se trata de un retorno a la inmoralidad del punto y el contrapunto portuario.

Pero, si hablamos de inmoralidad, las listas de los ceses colectivos se llevan el premio mayor. El 80% de los restituidos en cargos bien remunerados en la entidad pública de su elección había recibido compensaciones por renunciar voluntariamente al Estado. Pero han retornado como si nada hubiera pasado. Están de vuelta en las empresas o instituciones estatales que ellos mismos escogen, al margen de que no tienen preparación o experiencia para el cargo. Con ello obligarán al próximo gobierno a tener que gastar millones de soles para nuevamente incentivarlos a renunciar, ya que son un lastre para las entidades obligadas a tomarlos.

Peor aun, la mayoría de miembros de las comisiones que deciden –con gran discrecionalidad– quiénes se benefician de este privilegio se han restituido a sí mismos en la planilla dorada de alguna empresa o regulador estatal. El costo para el contribuyente –sin contar los incentivos pagados hace 16 años– ya es de 160 millones de soles, y seguimos sumando. Lógicamente, no es ninguna sorpresa que los beneficiados sean, en su mayoría, partidarios políticos o allegados a la cúpula sindical.

Ojalá que el Congreso se reivindique con la población mandando al tacho de basura ese mamarracho portuario de legislación, e investigando el escandaloso festín de la reposición.

PERU 21

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