29.5.09

Estado de sitio

La democracia en Venezuela se encuentra sitiada y en camino a la extinción. El gobierno de Hugo Chávez está utilizando todos los medios con los que cuenta el Estado venezolano para perpetuarse en el poder.

Veamos la situación de la prensa. El miércoles se cumplieron dos años del retiro de la señal abierta de Radio Caracas Televisión, lo cual fue recordado con una marcha de antorchas por la oposición y con nuevas amenazas del gobierno, en este caso a Globovisión. Además, han propuesto una ley para censurar los contenidos de la televisión por cable, incluyendo canales internacionales, y –para colmo– Chávez ha planteado la creación de un ente internacional que lo ayude a contrarrestar a la prensa mundial. El oficialismo controla cinco televisoras nacionales, dos cadenas radiales y 266 estaciones. Cada día, los venezolanos cuentan con menos alternativas para poder ejercer su derecho a expresar libremente su opinión.

En el campo político, continuamente se cambian las reglas de juego y se está por aprobar una nueva ley orgánica electoral, la cual, sin duda, facilitará su eterna reelección. Asimismo, hay más de 100 opositores exiliados, amenazados por un Poder Judicial al servicio del gobierno. Incluso, el control total que ejerce sobre todas las instituciones del Estado, desde la Contraloría hasta la administración tributaria, y el uso perverso que les da, le otorgan no solo total impunidad a su gestión sino que le permiten utilizarlas para llevar a cabo tácticas de terror contra la oposición. En lo económico, ha despilfarrado el boom petrolero y ha dejado a PDVSA con 70 mil millones de dólares de deuda. Sin embargo –marcando diferencia con la tendencia tan populista del perro muerto–, siempre se ha cuidado de ser un cumplido pagador, por lo que cuenta con crédito en los mercados. Ello le permitirá, por algún tiempo más, seguir subsidiando a sus aliados externos y derrochando dinero en su populismo interno.

Al margen de que quienes creemos en la libertad y en la modernidad debemos seguir apoyándolos, la principal lección que debemos aprender de la dramática situación que se vive en Venezuela es la facilidad con la que un populista autoritario –que, por error, en Perú también se podría elegir– se puede aprovechar de las deficiencias de nuestros estados –sin institucionalidad ni transparencia en el manejo estatal– para perpetuarse en el poder

EL COMERCIO

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