Cuando alguien se encuentra extraviado, se nota de inmediato. Desde que se realizó la presentación pública del libro de Abimael Guzmán, el viernes pasado, el gobierno ha demostrado estar perdido e, incluso, aparenta estar hasta mareado.
Primero confesaron que recién se enteraron de ese evento cuasi subversivo solo dos horas antes de que se llevara a cabo. Un increíble nivel de desinformación, ya que a las redacciones de la mayoría de diarios habían llegado invitaciones desde el miércoles pasado. Es evidente que el Servicio de Inteligencia continúa desactivado.
Luego sobrerreaccionaron al demandar que se prohibiera en el acto la circulación del libro, mostrando una tendencia hacia la censura que a muchos nos ha alarmado y que, en todo caso, lo único que ha logrado es convertir un libro, que no tengo duda de que es espantosamente malo, en un oscuro objeto de deseo para algunos.
Pero lo que realmente le está haciendo daño al gobierno y, de paso, confundiendo a la población es el sinnúmero de contradicciones en que están cayendo sus más importantes miembros. Por ejemplo, la censura del libro le parece innecesaria a uno, contraproducente a otro, pero indispensable para el ministro que la está exigiendo.
Asimismo, la posibilidad de que Sendero o el MRTA se agrupen como partidos para participar en las próximas elecciones es motivo de alarma para unos y totalmente inaceptable para otros. Sin embargo, increíblemente, no parece despertar interés alguno en el ministro a cargo de protegernos, quien, para colmo de desaciertos, continúa insistiendo, pese a los recientes atentados en el VRAE o, incluso, al episodio de la presentación del libro, en que no considera que Sendero sea un peligro.
Al final, lo que queda claro es que el gobierno está totalmente extraviado en un laberinto de vacilaciones y contradicciones, del cual solo logrará salir diseñando una política coherente, así como trasmitiendo un mensaje tranquilizador y uniforme sobre el tema. Lo que no puede hacer de ninguna manera es seguir dando la impresión de no tener política antisubversiva.
Esto último es fundamental ya que la improvisación eventualmente va a generar temor en una población en la cual no ha cicatrizado aún la enorme herida producida por el terror.
PERU 21
Primero confesaron que recién se enteraron de ese evento cuasi subversivo solo dos horas antes de que se llevara a cabo. Un increíble nivel de desinformación, ya que a las redacciones de la mayoría de diarios habían llegado invitaciones desde el miércoles pasado. Es evidente que el Servicio de Inteligencia continúa desactivado.
Luego sobrerreaccionaron al demandar que se prohibiera en el acto la circulación del libro, mostrando una tendencia hacia la censura que a muchos nos ha alarmado y que, en todo caso, lo único que ha logrado es convertir un libro, que no tengo duda de que es espantosamente malo, en un oscuro objeto de deseo para algunos.
Pero lo que realmente le está haciendo daño al gobierno y, de paso, confundiendo a la población es el sinnúmero de contradicciones en que están cayendo sus más importantes miembros. Por ejemplo, la censura del libro le parece innecesaria a uno, contraproducente a otro, pero indispensable para el ministro que la está exigiendo.
Asimismo, la posibilidad de que Sendero o el MRTA se agrupen como partidos para participar en las próximas elecciones es motivo de alarma para unos y totalmente inaceptable para otros. Sin embargo, increíblemente, no parece despertar interés alguno en el ministro a cargo de protegernos, quien, para colmo de desaciertos, continúa insistiendo, pese a los recientes atentados en el VRAE o, incluso, al episodio de la presentación del libro, en que no considera que Sendero sea un peligro.
Al final, lo que queda claro es que el gobierno está totalmente extraviado en un laberinto de vacilaciones y contradicciones, del cual solo logrará salir diseñando una política coherente, así como trasmitiendo un mensaje tranquilizador y uniforme sobre el tema. Lo que no puede hacer de ninguna manera es seguir dando la impresión de no tener política antisubversiva.
Esto último es fundamental ya que la improvisación eventualmente va a generar temor en una población en la cual no ha cicatrizado aún la enorme herida producida por el terror.
PERU 21
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