A veces parece que los integrantes de órganos públicos como nuestro Tribunal Constitucional creen que viven en Suiza y evalúan las normas de acuerdo con ese espejismo mental. Eso se ha visto recientemente en este fallo (solicitado por el congresista Daniel Abugattás. ¡Por favor, no se olviden de él cuando tengamos tragedias futuras!) sobre el uso de la fuerza por parte de los militares.
Aparentemente ignoran que el Perú es un país chúcaro, violento, semibárbaro, de turbas salvajes que degüellan policías ("Baguazo"), casi linchan a jefes policiales ("Moqueguazo"), matan a alcaldes para vacarlos (Ilave) o estúpidamente destrozan aeropuertos ("Arequipazo"). Creen que un gobernante peruano tiene todo el tiempo del mundo para declarar el estado de emergencia, que las masas enloquecidas se van a tranquilizar por ensalmo si se les dan dos corteses comunicados previos de advertencia, que los convoyes armados hasta los dientes de las llamadas "culebras" del contrabando altiplánico se van a comportar pacíficamente ante los requerimientos de la ley, que los mafiosos de "Destrucción Civil" van a dejar sus palos y armas de fuego con un par de silbidos.
Como la mayor parte de nuestros abogados, estos magistrados viven en una torre de marfil, justificándose con pulcras doctrinas jurídicas extranjeras, muy ajenas a nuestra informal, anárquica, sucia y violenta realidad. El Perú es muy distinto a San Isidro y nuestras superignorantes y vandálicas hordas no son lores ingleses, aunque aquellos cándidos caballeros no se hayan percatado de eso. En estos asuntos estamos mucho más cercanos al África que a nuestros vecinos Chile, Uruguay y Argentina, aunque no se quiera admitirlo. Aquí ya se vio que las lanzas y las flechas mandan, que no saber escribir correctamente el castellano es más bien un mérito, que no se puede explotar un cerro repleto de oro porque resulta que allí vive un dios... Bueno, si incluso gente supuestamente más ilustrada y mejor alimentada te dice que la "U" no debe volverse una sociedad anónima porque "es un sentimiento"... Irracionales, irracionales.
Y hablando de la "U" y de legislar contra la realidad, pasemos a un de-
satino menor. Pese a que se les advirtió hasta el cansancio a los ministros Rosario Fernández y Enrique Cornejo que era absurdo ser tan drástico con el consumo de alcohol al volante al mismo tiempo que se mantenía un irracional 0.50 como máximo permitido en el test de alcoholemia, y que lo cuerdo era adoptar el 0.80 que utilizan los superestrictos yanquis, se persistió en el error. El otro día observaba por tv cómo el pobre arquero crema Llontop ingresaba en una pesadilla por arrojar 0.53 en Barranco. Al chico se le vio evidentemente cuerdo y articulado ante cámaras, pero ya se jodió la vida gracias a Fernández y Cornejo, otros dos moradores de torres de marfil. Un par de vinos o de cervezas (y hubiera sido peor de ser mujer) y bienvenido a un infierno legal.
Siguiendo con las necedades legales, escucho a Javier Bedoya oponiéndose a la despenalización de los delitos de opinión... ¡Qué bueno que el PPC ya está por extinguirse en el 2011, junto a Acción Popular!
Es que Valle-Riestra fue por el camino más tortuoso. En lugar de ir a la vía civil, debió igualar la difamación a la injuria y la calumnia, pues estas dos últimas, a diferencia de la primera, no acarrean cárcel y sí multa o trabajos comunitarios. ¿Y el IPYS cuándo se pronuncia? ¿O es más vacilón organizar un congreso internacional sobre algo nebuloso, repartir diplomas y después acabar en una comilona en "La Gloria"?
CORREO
Aparentemente ignoran que el Perú es un país chúcaro, violento, semibárbaro, de turbas salvajes que degüellan policías ("Baguazo"), casi linchan a jefes policiales ("Moqueguazo"), matan a alcaldes para vacarlos (Ilave) o estúpidamente destrozan aeropuertos ("Arequipazo"). Creen que un gobernante peruano tiene todo el tiempo del mundo para declarar el estado de emergencia, que las masas enloquecidas se van a tranquilizar por ensalmo si se les dan dos corteses comunicados previos de advertencia, que los convoyes armados hasta los dientes de las llamadas "culebras" del contrabando altiplánico se van a comportar pacíficamente ante los requerimientos de la ley, que los mafiosos de "Destrucción Civil" van a dejar sus palos y armas de fuego con un par de silbidos.
Como la mayor parte de nuestros abogados, estos magistrados viven en una torre de marfil, justificándose con pulcras doctrinas jurídicas extranjeras, muy ajenas a nuestra informal, anárquica, sucia y violenta realidad. El Perú es muy distinto a San Isidro y nuestras superignorantes y vandálicas hordas no son lores ingleses, aunque aquellos cándidos caballeros no se hayan percatado de eso. En estos asuntos estamos mucho más cercanos al África que a nuestros vecinos Chile, Uruguay y Argentina, aunque no se quiera admitirlo. Aquí ya se vio que las lanzas y las flechas mandan, que no saber escribir correctamente el castellano es más bien un mérito, que no se puede explotar un cerro repleto de oro porque resulta que allí vive un dios... Bueno, si incluso gente supuestamente más ilustrada y mejor alimentada te dice que la "U" no debe volverse una sociedad anónima porque "es un sentimiento"... Irracionales, irracionales.
Y hablando de la "U" y de legislar contra la realidad, pasemos a un de-
satino menor. Pese a que se les advirtió hasta el cansancio a los ministros Rosario Fernández y Enrique Cornejo que era absurdo ser tan drástico con el consumo de alcohol al volante al mismo tiempo que se mantenía un irracional 0.50 como máximo permitido en el test de alcoholemia, y que lo cuerdo era adoptar el 0.80 que utilizan los superestrictos yanquis, se persistió en el error. El otro día observaba por tv cómo el pobre arquero crema Llontop ingresaba en una pesadilla por arrojar 0.53 en Barranco. Al chico se le vio evidentemente cuerdo y articulado ante cámaras, pero ya se jodió la vida gracias a Fernández y Cornejo, otros dos moradores de torres de marfil. Un par de vinos o de cervezas (y hubiera sido peor de ser mujer) y bienvenido a un infierno legal.
Siguiendo con las necedades legales, escucho a Javier Bedoya oponiéndose a la despenalización de los delitos de opinión... ¡Qué bueno que el PPC ya está por extinguirse en el 2011, junto a Acción Popular!
Es que Valle-Riestra fue por el camino más tortuoso. En lugar de ir a la vía civil, debió igualar la difamación a la injuria y la calumnia, pues estas dos últimas, a diferencia de la primera, no acarrean cárcel y sí multa o trabajos comunitarios. ¿Y el IPYS cuándo se pronuncia? ¿O es más vacilón organizar un congreso internacional sobre algo nebuloso, repartir diplomas y después acabar en una comilona en "La Gloria"?
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