23.5.09

Sí, son una peste (I)

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Algunos lectores nos han escrito para opinar que cargamos demasiado las tintas en las ONG. Uno de ellos dice que no deberíamos meter a todas en el mismo saco. Tiene razón, y aquí varias veces hemos anotado que hay muchas que cumplen una meritoria labor. Nuestras críticas se dirigen, como lo saben de sobra los que nos leen a diario, hacia aquellas que esgrimen los derechos humanos como pretexto para perseguir a las FF AA y a las que disfrazan su aversión a la economía de mercado y la inversión extranjera con el cuento de defender el medio ambiente.
Otro, que tal parece nos lee para hacer bilis, dice que somos parte de una campaña “aprofujimorista” para desacreditar a las ONG. Y esto merece una respuesta mucho más larga que la anterior. Porque el cuestionamiento a las ONG es universal.

Por ejemplo, June Arunga, periodista y estudiante de derecho, autora del documental de la BBC The Devil’s Footpath, ha dicho:


“Las ONG que trabajan en África bombardean con imágenes de niños muriéndose de hambre porque necesitan dinero... Nunca mostrarán a la gente que trabaja duramente, sólo interesan las cosas negativas para conseguir donaciones. Utilizan campañas de marketing como buenos empresarios”. ¿Arunga es parte de la “conjura aprofujimorista”?

Sebastian Mallaby, columnista y editorialista del Washington Post, viajó a Uganda para investigar los alegatos de una ONG californiana sobre el daño a las cataratas por un proyecto de electrificación del Banco Mundial. Descubrió que los aldeanos estaban felices con el proyecto y enfurecidos con las ONG que trataban de frenarlo. ¿Mallaby es un aprista termocéfalo?

Más información sobre las batallas entre las ONG y los proyectos de desarrollo del Banco Mundial que han logrado frustrar, perjudicando a millones de pobres, en el ensayo de Robert Wade Greening the Bank: The Struggle over the Environment, 1970-1995, en el volumen 2 de The World Bank: Its First Half Century, editado por Devesh Kapur, John P. Lewis y Richard Webb (Brookings Institution Press, Washington, 1997). Kapur también estudia las consecuencias de la obstrucción del Banco Mundial por parte de las ONG en Do As I Say Not As I Do: A Critique of G-7 Proposals on ‘Reforming’ the MDBs (Harvard University, Cambridge, 2002).

Uno de los primeros análisis de la influencia nociva de las ONG es Power Shift, de Jessica T. Mathews (Foreign Affairs, enero/febrero 1997). Otro estudio muy interesante es The Third Force: The rise of transnational civil society, de A. M. Florini (Carnegie Endowment for Peace, Washington, 2002).

Y los interesados en abusos y actos de corrupción en las ONG estadounidenses pueden buscar en internet los jugosos detalles del caso de Nature Conservacy, cuyos directivos robaron a manos llenas... (Seguimos el lunes)

LA RAZON

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