23.5.09

La labor conservacionista de criadores de vicuñas

Hay que saludar las buenas noticias: Como lo ha informado El Comercio, algunas comunidades campesinas huancavelicanas vienen trabajando de manera esforzada y próspera para que el Perú preserve a sus camélidos sudamericanos, un logro que debe destacarse.

Después de todo, se trata de las más valiosas vicuñas, alpacas y demás especies de nuestro patrimonio natural, cuya esquila ordenada garantiza, además, la rentabilidad y manutención de numerosas comunidades serranas que ahora son proveedoras de importantes empresas.

Debe recordarse que en el año 2005, con base en razones históricas, geográficas, culturales y económicas, el Perú inició una serie de tratativas ante la FAO para ser reconocido como el centro mundial de la vicuña. Eso fue posible gracias a que muchos criadores desde hace años desarrollan una esforzada y fértil labor en este terreno, al aprender a conservar y a proteger a estos finos animales altoandinos.

Así lo demuestra el caso de los campesinos de la comunidad de Santa Bárbara y otros centros productores de Huancavelica que, valiente y denodadamente, han logrado imponerse a los criminales depredadores que hasta hace muy poco mataban indiscriminadamente a las vicuñas para lucrar y beneficiarse ilegalmente con su lana.

Sin duda, todavía queda mucho por hacer para incrementar la población de los camélidos en el país y recuperar los volúmenes existentes en años anteriores, así como para aumentar el acopio de la fibra (el kilo se cotiza actualmente en por lo menos 650 dólares).

Prueba de ello son las amenazas que se ciernen sobre las comunidades ubicadas al sur de la provincia de Huaytará y al norte de Castrovirreyna, en la misma región huancavelicana.

A pesar de todo, las experiencias positivas demuestran que sí es posible alcanzar esas metas, siempre y cuando los campesinos reciban asesoría y trabajen codo a codo con el Ministerio de Agricultura, el Inrena y el Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (Conacs), como lo han venido haciendo desde hace cuatro años.

En ese entonces el Gobierno creó mesas de trabajo que convocaron a los líderes de opinión, la Policía Forestal, las comunidades campesinas y la ayuda financiera local e internacional, para unir esfuerzos y salvaguardar valiosas especies que simbolizan lo más profundo y esencial de la fauna peruana.

Es responsabilidad del Estado Peruano mantener el mismo ritmo, apoyado en el marco regulatorio que protege y garantiza el uso racional de la vicuña. Debe complementarse la perseverante labor conservacionista que cumplen los centros de crianza impulsados por campesinos defensores de las vicuñas, alpacas y otras especies, frente a la amenaza de la caza furtiva.

EL COMERCIO

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