22.11.08

Bushisms

Mientras la izquierda local reunió cuatro gatos (bueno, 300 manifestantes) para protestar por la visita de George W. Bush, del otro lado del espectro un poco más y le levantan un monumento. Desde un punto de vista mediático, es comprensible la cobertura. Pero políticamente, la verdad no se entiende muy bien por qué a diestra y siniestra gastan tanta pólvora en un pato rengo.
La expresión era usada a finales del siglo XVIII para designar a los barcos averiados que no podían llegar a buen puerto si no eran ayudados por otras embarcaciones mayores. Se hizo popular entre los políticos estadounidenses hacia 1830 para calificar a los mandatarios cuyo puesto está con los días contados y, por tanto, tienen limitada su capacidad de acción dentro del poder que aún manejan. Y se sabe que en poco más de un mes Bush se irá a descansar a su rancho de Texas.

Pero si poco se gana a estas alturas al alabarlo o denostarlo –es poco lo que en términos prácticos este “lame duck” puede hacer, para bien o para mal, porque como dicen los jóvenes, “ya fue”–, otra cosa es el debate sobre su legado. Eso tiene cuerda para rato.

El pensamiento convencional entre la progresía es que Bush fue un cowboy unilateral. Los medios lo convirtieron en el presidente más impopular de los tiempos modernos y lo pintaron poco menos como un incapaz de caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Para los progres, que se creen tan inteligentes, el único legado de este hombre han sido los “bushismos”, es decir, las frases célebres de sus discursos.


Es cierto que cuando habla en público, Bush suele usar palabras que ni siquiera existen en inglés para decir cosas que no quedan claras –como cuando dijo que estaba convencido de que los seres humanos y los peces son “capaces de coexistir pacíficamente”– pero sospechamos que la historia probablemente será más generosa con él que las caricaturas contemporáneas.

Como sostienen analistas serios, después de ocho años, Bush deja mucho más que un dictador derrotado en Irak: una relación estrecha con India, pragmática con China y una presión sobre Irán que darán dividendos en los próximos años, para mencionar solo algunos de sus logros. Otro, inequívoco, es que ha conseguido mantener a Estados Unidos seguro durante siete años, lo que nadie creía posible en el momento del 11-S.

Bush, al igual que Truman, deja el cargo menospreciado y denigrado. Como anota Charles Krauthammer, la historia ha revisado el veredicto respecto a Truman y existen pocas dudas de que Bush va a ser objeto de una reconsideración parecida.

No hay comentarios: