29.11.08

Ni tanto ni tampoco

EL COMERCIO

PROPÓSITO DEL CASO DONAYRE Y LA REACCIÓN CHILENA

Por José de la Puente Radbill. Ex canciller del Perú


Las inexplicables declaraciones del comandante general del Ejército, Edwin Donayre --que afectan, sin duda, el buen clima de nuestras relaciones con Chile--, determinaron la pronta reacción del presidente de la República, Alan García Pérez. Esta se inició con una severa amonestación a dicho personaje, y luego una oportuna llamada telefónica personal a la presidenta de Chile, señora Michelle Bachelet, presentándole las excusas del caso.


Deseo entender que para un jefe de Estado Peruano resulta difícil, por obvias e históricas razones, tomar una iniciativa de este tipo, pero lo ha hecho bajo el signo del estadista que acababa de participar en un certamen en Lima de gran trascendencia para el desarrollo y el bienestar de las naciones, como lo es la cumbre del APEC, de la que el Perú fue anfitrión.


Hasta ese momento creía compartir con muchos peruanos tal decisión, pero un inesperado editorial del diario "El Mercurio" de Santiago de Chile --publicado el 27 de noviembre del 2008, en el que se califica de "retórico" el gesto del presidente García y se pide acciones más concretas--, nos hace comprender, con cierto desencanto, que el estilo de algunos sectores chilenos no ha variado y que siguen adictos a su belicoso emblema "por la razón o la fuerza".


Esa actitud nos lleva a expresar que hasta la fecha llegarán nuestras hidalgas disculpas y que cualquier exigencia ulterior debe ser rechazada; de lo contrario, se reavivará nuestra memoria con el doloroso recuerdo de afrentas y violaciones del derecho que producen las guerras, como con tanto acierto y severidad las calificó el gran pensador argentino Juan Bautista Alberdi en sus trascendental libro "El crimen de las guerras".


Finalmente, desearía refrescarle la memoria al belicoso "El Mercurio".


No olviden que después de ser despojados de más de cien mil kilómetros cuadrados en 1879, y convirtiéndonos en los difíciles vecinos que somos, Chile pierde la oportunidad de alcanzar la grandeza al rechazar compartir los escasos 37 mil kilómetros cuadrados que significan el malhadado triángulo en nuestra frontera marítima.


Por esa insignificancia territorial, estamos llegando a la Corte Internacional de Justicia. Felizmente, las últimas sentencias sobre temas similares, entre otros países, se han basado en el principio de la equidad que es precisamente el que el Perú invoca.


Quisiera terminar estas reflexiones con una nota de esperanza, y ella descansa en la actitud que estoy seguro adoptarán las juventudes de ambos países, que han tenido que sobrellevar una dolorosa hipoteca frente al camino abierto y cordial que ellas, las juventudes, sabrán trazar.


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