24.11.08

Victoria pírrica

Se acabó el feriado largo y la cumbre de APEC, que por unos días nos hizo soñar con el futuro y no pensar en la quincena (no obstante, el excesivo entusiasmo de algunos discursos recordaba el vals que dice “las carreteras correrán solas, buques y aviones en pelotón, las corvinas sobre las olas nadarán fritas con su limón”).
Ahora, como en la canción de Serrat, “vamos bajando la cuesta, que arriba en mi calle se acabó la fiesta”. Volvemos a los temas de todos los días (aunque aquí, como pueden dar fe los lectores, no nos despegamos de ellos pese a la “fiebre APEC”). En el ámbito interno el “petroescándalo” que se pone cada día que pasa más oscuro, con la aparición de explosivos correos electrónicos y faxes. Y en el externo, la crisis que pinta bien negra en los próximos meses. Muy preocupante, por ejemplo, lo que está sucediendo con un banco global como el Citibank.


Pero esta columna la vamos a dedicar a Chávez. El “narcisista-leninista”, como lo bautizó Oppenheimer, no debe haber dormido anoche con los resultados de las elecciones regionales. Pese a una campaña que incluyó hasta reparto por miles de zapatillas rojas y toda clase de amenazas, según los primeros resultados disponibles la madrugada de hoy, el oficialismo perdió nada menos que en la capital venezolana, Caracas, y en tres estados, entre ellos el petrolero de Zulia.

Seguro que con el desparpajo que lo caracteriza, Chávez saldrá ahora a decir que lo de este domingo fue una victoria. Sin embargo, durante la campaña, advirtió que consideraría una derrota perder tres gobernaciones. De manera que el Duce llanero ha salido bien magullado de esta cita electoral que él tomó como un duelo personal con la oposición. Y este no es el único de sus problemas.

Debido a la crisis global, el petróleo, principal fuente de ingresos de la cuna del “socialismo del siglo XXI”, se ha desplomado por octava semana consecutiva: cayó 5,67 dólares por barril este fin de semana, a un promedio de US$40.68, desde los 46.35 dólares de la semana anterior. Esto es unos 20 dólares menos que la cotización promedio de 60 dólares que el régimen chavista estimó en su presupuesto para el 2009.

Claro que lo que son malas noticias para Chávez son muy buenas noticias para el vecindario democrático. El chavismo va a tener que reconsiderar su estrategia de “ayuda externa” (léase intromisión) ya que no le va a ser tan fácil meter la mano al bolsillo. Una tragedia para los Kirchner, Evo Morales, Ortega y otros sacasillas del venezolano. Y un respiro sin duda para países como el nuestro, donde existe una cada vez menos disimulada injerencia “bolivariana”. Y vamos a ver qué pasa con la popularidad de Chávez en su país ahora que recorte la chequera de los petrodólares con la que hacía populismo. Ojalá siga teniendo “victorias” como ésta.

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