21.11.08

Inaceptable acusación

Es deplorable que la casta política que hoy conduce el destino de Bolivia siga poniendo tabiques a la relación histórica y fraterna que ese país tuvo con el nuestro. Es inoportuno y cínico que el canciller boliviano, David Choquehuanca, acuse al Perú de “culpable” del “problema” para alcanzar un acuerdo de asociación entre la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión Europea (UE). El “diplomático” de Bolivia hizo pública esta aberrante expresión ante el Congreso Nacional de su país.



Es evidente que la intencionalidad de Choquehuanca es provocar a nuestro país y –de manera malsana– deslucir el hecho que el Perú sea anfitrión de la Cumbre APEC 2008. Sin embargo, sus declaraciones no pasan de ser una bravata más del extremismo regional que tiene como leit motiv su profunda, torpe alienación y dependencia con la “revolución bolivariana” que comanda el mandamás venezolano Hugo Chávez. El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia no sólo actúa como ventrílocuo del presidente Evo Morales sino también del supremo mandatario Hugo Chávez. Sólo así se explica su mentalidad retrógrada y antihistórica en materia de economía y comercio exterior.

Si Choquehuanca fuera en rigor democrático, en vez de ocuparse del Perú debería hacerlo de su mentor Hugo Chávez, cuestionando la prepotencia y el totalitarismo del gobierno venezolano que pretende nuevamente acallar a la oposición de su país con tanques y armas. O, en todo caso, ocuparse de los graves problemas internos de su país, donde el narcotráfico crece y se mantiene en la impunidad y la situación de los departamentos opositores al régimen de Evo Morales es crecientemente incierta. Pero aún con todo ello, resulta risible y pueril la tesis del canciller boliviano, pues por un lado dice procurar un acuerdo con la UE y por otro hace todo lo posible por aislar a su país de EE UU, por ejemplo, al punto que el mismo Evo Morales es quien ha conseguido que el Tío Sam margine a Bolivia del ATPDEA, independientemente de su distanciamiento con el propio bloque europeo. Es decir, si La Paz ya contaba con el Sistema de Preferencias Generalizado (SPG) con Europa, que le permite acceder –temporalmente– a este mercado con 95% de sus productos ingresando sin arancel a la UE, entonces ¿por qué encapricharse en detener un tratado definitivo de asociación comercial con el Viejo Continente?

Es así como las fuerzas retardatarias del Alto Perú acallan a quienes quieren negociar de buena fe acuerdos comerciales con el mundo libre –como con tanto éxito lo hace el Perú–, porque más pueden los demagogos chavistas, interesados en retrasar el progreso económico regional de cara a la globalización. No obstante, al margen de que el gobierno Bolivia quiera imponer caprichosamente su criterio individual en la CAN –¿de qué se queja entonces cuando la mayoría de naciones quiere hacer que prevalezca su justa voluntad?–, confiamos en que al terminar el régimen de Morales regrese la sensatez y el cauce auspicioso –para un país amigo del Perú– que restituya los vínculos históricos, étnicos y culturales que tradicionalmente ha unido a Lima con La Paz. Entre tanto, con todo derecho debemos rechazar con energía los infelices términos expresados por un ministro boliviano

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