23.11.08

Una radiografía de la región

CÓMO PUEDE SEDUCIR OBAMA A AMÉRICA LATINA

Por Jorge G. Castañeda. Ex canciller mexicano


En prácticamente todos los rincones del mundo habrá especulaciones acerca de la relevancia y consecuencias de la elección del candidato demócrata, senador Barack Obama, como presidente de Estados Unidos. Mucho antes de que algo suceda en el mundo real, no obstante, se tratará de especulación informada, o dicho de otra forma, adivinación educada.


Para algunas naciones, o continentes, buena parte de la discusión será ociosa. Para la mayor parte de Europa Occidental, quizá con la excepción de la Gran Bretaña, que ha mantenido sus relaciones con Washington, cualquier cosa que ocurra será una mejoría en relación con Bush; y para los africanos, y en particular los kenianos, su reacción de éxtasis ante el triunfo de Obama fue absolutamente comprensible. Para otras áreas del mundo, sin embargo, mucho dependerá de prioridades, de la evolución de circunstancias más allá del control de Obama, y de la respuesta de cada gobierno a las iniciativas de la nueva administración, o la ausencia de ellas.


América Latina quizá no esté en un lugar muy alto de la lista de prioridades del presidente electo. Se ha dicho que nunca ha visitado la región; sus declaraciones durante la campaña acerca de las relaciones entre EE.UU. y América Latina fueron escasas y en gran parte perogrulladas; y hay otros retos, tanto en la política externa como en la interna, que debe enfrentar. No obstante, una impresión y tres asuntos quizá lo obliguen o alienten a adoptar posiciones de política exterior que podrían ser novedosas y sumamente bien recibidas, una vez que tome posesión del cargo.


Para los pueblos de América Latina, el resultado triunfador de Obama en las elecciones solo puede ser visto como inmensamente popular. Hace cerca de un año hice la observación de que, para los latinoamericanos, el que haya un afroamericano en la Casa Blanca será similar a la experiencia de haber tenido un ocupante de la misma que era católico: John F. Kennedy, en 1961. Cuando, y si, Obama viaja a la región, será recibido con la misma bienvenida cálida de la que disfrutó JFK en su viaje en 1963.


En cuanto a los asuntos pendientes, si se enfoca rápida y eficazmente en el impacto de la crisis financiera sobre las economías emergentes y cada vez más exitosas --pero vulnerables-- de naciones como Brasil, México, Colombia y Perú, sin duda será recordado con agradecimiento.


Nadie sabe con absoluta exactitud hasta qué grado son verdaderamente precarios los estados de estas economías, pero si la Reserva Federal y la administración Bush han ofrecido a dos de ellas US$60.000 millones en líneas de crédito para proteger sus sistemas financieros, resulta evidente que las cosas quizá no son tan sólidas como se han parecido.


Obama podría estar mucho más dispuesto a acercarse y tener una visión más lejana que Bush. En primer lugar, aprovechando la Cumbre de las Américas de abril 2009 en Trinidad y Tobago para escuchar y aprender de sus colegas del sur; y segundo, siendo tan preparado y dispuesto a dar apoyo como le sea posible.


Después viene la inmigración, la cual, si bien es crucial para varias naciones de la región, no lo es para otras. Obama pudiera decidir posponer una reforma amplia de la inmigración durante algún tiempo, si bien quizá eso lo lleve a aprender una lección que recibió Bush: En estos asuntos, lo que no se hace de inmediato, no se hace en absoluto.


El voto hispano fue influyente en su victoria, sin embargo, y ahora cuenta con los votos en el Senado para lograr la aprobación de una iniciativa cuando llegue el momento. En el intervalo, sin embargo, ciertamente puede ordenar, sin aprobación del Congreso, la suspensión de los odiosos y destructivos programas de aplicación de la ley de inmigración en Estados Unidos de la administración Bush.


Durante los últimos 18 meses, funcionarios de Seguridad Interna y de la Inmigración y Aduanas han estado llevando a cabo redadas en lugares de trabajo, hogares, escuelas y sitios de contratación de mano de obra por día, enviando cartas "no-match" (irregularidades de concordancia en la identidad de inmigrantes) a empleadores, y deteniendo, deportando a inmigrantes ilegales para que lleguen a vergonzosos acuerdos mediante los cuales estos se declaran culpables.


Esto ha tenido consecuencias terribles: entre los latinos, temores abrumadores, separación de niños de sus padres; deterioro de la imagen de EE.UU. en América Latina; y un impacto insignificante en el número de trabajadores indocumentados en Estados Unidos. Obama puede poner fin a esto en enero del 2009. No podría enviar un mensaje más poderoso a la región.


Y por último, está el combativo presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Obama ha declarado que se sentaría a hablar con adversarios como él para negociar, sin condiciones previas, pero eventualmente con algunas. Esta es una ruta que, sin duda, debe seguir, pero antes de hacerlo el nuevo presidente tendrá que definir una política para determinar cómo debe tratar su gobierno a Chávez. No puede ser el enfoque de Bush de "presentar la otra mejilla", que solo ha dado rienda libre a Chávez, pero tampoco puede ser una política agresiva, intrusa, de cambio de régimen.


Una alternativa posible es la de trazar una línea de principios en la arena: En tanto el caudillo de Caracas respete los convenios vigentes regionales e internacionales sobre derechos humanos, democracia representativa y respeto de los derechos de propiedad que su país ha firmado y ratificado en el pasado, y en tanto los gobiernos vigentes y elegidos democráticamente en la región acojan con agrado su 'petro-generosidad', puede hacer lo que quiera, incluyendo llevar su economía a la quiebra y comportarse groseramente en las reuniones internacionales. Pero ir más allá de esa línea sería inaceptable, tanto para Washington como para el resto de la región.


Obama puede esperar en su futuro una luna de miel extraordinaria con América Latina. Evidentemente, todos comprenden que no puede hacer todo de inmediato, y también que no debe actuar en forma imprudente y radical. Pero sí puede seducir rápidamente a la región, con estas tres ideas y en formas que podrían ser más que meros gestos, menos riesgosas, pero innovadoras y substantivas.


Es ya hora de encontrar el enfoque correcto, uno que ha tardado demasiado en llegar.

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