20.5.09

Aguafiestas

LAS ENCUESTAS Y SU APUESTA POR LA TRANSPARENCIA

Por: Luis Solari de La Fuente

La última encuesta de Ipsos Apoyo para El Comercio debe haber caído a algunos “precandidatos” para el 2011 como baldazo de agua fría.

Esta encuesta urbana suele ser la única encuesta nacional que disponemos para tomar la temperatura a lo cotidiano. Se decidió no preguntar esta vez por el voto presidencial al 2011 “a fin de no distorsionar de manera prematura el escenario político”. ¡Bravo! ¡Por fin!

Así es, si se pregunta por la intención de voto, por quién no votaría nunca, y quién cree que ganará y no se incluye también la pregunta: ¿Estaría usted dispuesto a cambiar su voto? Esta sirve para mostrar la fortaleza o debilidad del voto, las tres primeras preguntas solo sirven para crear espejismos en los electores y —especialmente— en los candidatos, como sucedió a lo largo del 2005.

Ninguna encuestadora ha venido haciendo esa cuarta pregunta porque sería absolutamente antitécnico y antiético realizarla antes del segundo o tercer trimestre del 2010, que será recién cuando se vayan perfilando las candidaturas.

Entonces, ¿para qué se viene preguntando en otras encuestas por la intención de voto? ¿Para favorecer prematuramente a algún candidato y ayudarle en su recaudación de fondos? ¿Estamos siendo objeto de una operación psicosocial? ¿U objeto de varias operaciones de medios promovidas por las diferentes fuerzas en juego?

Más bien, la encuesta de El Comercio decidió inquirir por el “nivel de confianza de los líderes políticos”. ¡Sorpresa! Solo Luis Castañeda tiene una cifra de confianza —40%— que supera a “confía poco” o “no confía”. La confianza en los demás líderes deja bastante que desear, lo cual es desalentador.

Totalmente inapropiado haber incluido a la defensora del Pueblo, Beatriz Merino, en esta pregunta, pues no es cabeza de un partido político. Al estar incluida, su escaso 17% de confianza refleja que la encuesta le ha cargado involuntariamente el conocido descrédito por la política, que evidentemente soportan los líderes políticos.

En otras encuestas, electorales, todos los “precandidatos” tienen una intención de voto menor o mucho menor que su aprobación de gestión pública. Esta es otra evidencia de lo prematuro de las encuestas electorales, ya que esa brecha hoy desfavorable a todos los “precandidatos”, se irá cerrando conforme nos acerquemos al 2011.

Sin embargo, todos cojean del mismo pie; unos más que otros. Las carencias en las organizaciones, o simplemente la ausencia de una institución partidaria organizada. Esto se hace crítico en el caso del alcalde de Lima, que reuniendo las mejores condiciones en las encuestas de todo tipo, no exhibe una estructura partidaria nacional.

Incluso el actual partido de gobierno, al perder en la elección regional del 2006 diez de los 12 gobiernos regionales que tenía, evidenció que tenía mucho por ordenar en sus canteras.

Precisamente uno de los grandes vacíos de nuestra democracia es que los diversos territorios carecen de vehículos de expresión política, dando paso a las amalgamas amorfas o a organizaciones sociales de fin distinto que los partidos. Los partidos aparecen previamente a las elecciones y después desaparecen hasta la siguiente elección. Peor si así se comporta también el líder de cualquier partido.

“Precandidatos” con poca confianza ciudadana, con escasa o ninguna organización partidaria y con menos intención de voto que su aprobación de gestión. ¿Y así algunos operadores nos quieren vender ya los nombres de los dos finalistas? Definitivamente, la encuesta de El Comercio, a varios les aguó la fiesta. La elección está abierta.

Ex primer ministro 2002-2003

el comercio

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