Esta positiva diferenciación queda acentuada si consideramos que, pese a la corrección a la baja en la proyección de crecimiento, con el 3.5% estimado para este año seguiremos siendo, por amplio margen, el de mayor incremento en la región.
El índice de clima económico en América Latina que elabora la fundación Getulio Vargas coloca a nuestro país en el primer lugar, una nueva muestra de la auspiciosa situación de la que disfrutamos con respecto a otros países. Esta positiva diferenciación queda acentuada si consideramos que, pese a la corrección a la baja en la proyección de crecimiento, con el 3.5% estimado para este año seguiremos siendo, por amplio margen, el de mayor incremento en la región.
Por otro lado, internamente los indicadores de mayor actividad económica confirmarían la declaración del ministro de Economía de que la caída habría tocado fondo. Todo apunta a un escenario que está, gradualmente, mejorando. Sin embargo, considerando que el pesimismo fue el principal factor que frenó la economía, es urgente que se traslade estas señales positivas a lograr un aumento de las expectativas empresariales.
Para ello sería necesario evitar que las crecientes movilizaciones se les vayan de las manos al gobierno. Si bien las autoridades han asumido finalmente el problema, también deben andar con cuidado en la modificación de normas porque, si se deroga todo lo que están exigiendo los nativos, lo único que lograrán es incitar al resto. Así tendremos a la Junta de Regantes del Cusco insistiendo con eliminar la flamante Ley de Aguas y, luego, sin ninguna duda, vendrán otras demandas más. Sería la de nunca acabar.
Por otro lado, el Congreso da la impresión de que estaría demasiado presuroso en eliminar importante legislación promulgada por el Ejecutivo para mejorar nuestra competitividad, la cual no ha sido ni siquiera reglamentada. La decisión sobre qué normas modificar se debe tomar solo después de una adecuada evaluación, que los lleve al convencimiento de que, haciéndolo, se está mejorando la legislación. No le hacen ningún favor al país si actúan apresurada e irresponsablemente solo con el fin de quitarse de encima la actual presión.
Es fundamental recordar el porqué contamos con la mejor economía en la región. Se debe, entre otros factores, a que existe estabilidad en las reglas de juego, lo cual fomenta la inversión. Si por solucionar el día a día vulneramos esa fortaleza, nos daremos con la desagradable sorpresa de que el pesimismo puede retornar y que en el fondo siempre hay sitio.
PERU 21
El índice de clima económico en América Latina que elabora la fundación Getulio Vargas coloca a nuestro país en el primer lugar, una nueva muestra de la auspiciosa situación de la que disfrutamos con respecto a otros países. Esta positiva diferenciación queda acentuada si consideramos que, pese a la corrección a la baja en la proyección de crecimiento, con el 3.5% estimado para este año seguiremos siendo, por amplio margen, el de mayor incremento en la región.
Por otro lado, internamente los indicadores de mayor actividad económica confirmarían la declaración del ministro de Economía de que la caída habría tocado fondo. Todo apunta a un escenario que está, gradualmente, mejorando. Sin embargo, considerando que el pesimismo fue el principal factor que frenó la economía, es urgente que se traslade estas señales positivas a lograr un aumento de las expectativas empresariales.
Para ello sería necesario evitar que las crecientes movilizaciones se les vayan de las manos al gobierno. Si bien las autoridades han asumido finalmente el problema, también deben andar con cuidado en la modificación de normas porque, si se deroga todo lo que están exigiendo los nativos, lo único que lograrán es incitar al resto. Así tendremos a la Junta de Regantes del Cusco insistiendo con eliminar la flamante Ley de Aguas y, luego, sin ninguna duda, vendrán otras demandas más. Sería la de nunca acabar.
Por otro lado, el Congreso da la impresión de que estaría demasiado presuroso en eliminar importante legislación promulgada por el Ejecutivo para mejorar nuestra competitividad, la cual no ha sido ni siquiera reglamentada. La decisión sobre qué normas modificar se debe tomar solo después de una adecuada evaluación, que los lleve al convencimiento de que, haciéndolo, se está mejorando la legislación. No le hacen ningún favor al país si actúan apresurada e irresponsablemente solo con el fin de quitarse de encima la actual presión.
Es fundamental recordar el porqué contamos con la mejor economía en la región. Se debe, entre otros factores, a que existe estabilidad en las reglas de juego, lo cual fomenta la inversión. Si por solucionar el día a día vulneramos esa fortaleza, nos daremos con la desagradable sorpresa de que el pesimismo puede retornar y que en el fondo siempre hay sitio.
PERU 21
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